Una imagen clásica del mediofondo en los años 50. Foto: Viquipèdia |
Y aunque existe todavía un Campeonato de Europa, la
disciplina solamente tiene bastante implantación en Alemania, y algo menor en
Países Bajos, Francia o Suiza. En España desapareció totalmente, aunque en
su momento fue mayoritaria en los velódromos mallorquines, de donde salió el inolvidable Guillem Timoner, con seis títulos mundiales, pero también una excelente generación
de sucesores, como Miguel Mas, campeón en 1965, Toni Cerdá, bronce en 1969,
Miguel Espinós, tercero en 1974 y segundo en 1975, o Tomeu Caldentey, doble
subcampeón mundial, todos ellos en la categoría de aficionados.
Fotografía de un reciente Europeo, en el momento crítico del adelantamiento |
¿Y en que consistía/consiste la prueba? Como siempre, en
ir lo más rápido posible, en este caso detrás de una moto con cilindradas entre
los 500 y los 1.000 cc, aprovechando la aspiración de la misma. Por ello, en
la Normativa UCI se expone muy detalladamente las características de la moto
como de la vestimenta -de cuero- del motorista, piloto o ‘pacemaker’. Motos
que, por cierto, proporciona la organización poco antes de comenzar la prueba
al motorista que no debe ser mayor de 65 años y debe tener la correspondiente
licencia.
Y es que el motorista es un elemento clave. No sólo
debe estar coordinado con su corredor para saber cuándo tiene que acelerar para
un ataque o cuando ahorrar esfuerzos, sino que los más experimentados, con sus
movimientos de hombros y brazos, puede generar corrientes de aire que no
sólo benefician al que va detrás, sino que pueden convertir en imposible un
ataque de un rival. De ahí que sea de vital importancia la posición de
salida en una manga o en la final, ya que supone un mayor número de corredores
a superar. Y es en estos momentos cuando cobra importancia la tercera línea longitudinal
del velódromo, la línea de ‘stayers’ o de demarcación, ya que solamente se
puede rodar por encima de la misma en estos adelantamientos.
Toni Mora, posiblemente el mejor piloto de la historia, durante una exhibición en Mallorca en 2012, con su hija María. Foto: RM |
Y finalmente está la posición del ciclista, en la que se destaca que la horquilla está inclinada hacia dentro para absorber un posible impacto contra el rodillo, y que muchas veces está reforzada con una barra adicional. La posición del ciclista no es tan aerodinámica como pensaríamos que debería de ser a tan altas velocidades: y es que al estar erguidos favorecen las corrientes traseras que a la postre les ayudan a avanzar mejor.
Las competiciones constan de unas series clasificatorias que determinan los finalistas, en un máximo de ocho, aunque en los Mundiales también solía haber una repesca para completar la serie decisiva con quienes no hubieran logrado. Igualmente se programa una final B. Las distancias varían incluso en el mismo evento, con una duración habitual de 50 km. o de una hora para la final.
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