Fotógrafos, inconfundibles con su peto (rojo, los más afortunados)


No quiero engañar a nadie: Durante el Mundial de Burdeos 2006,
 no era todavía el peto rojo el que te permitía acceder a la 'apron track'.
Inconfundibles, tanto su peto rojo como por su herramienta de trabajo, los fotógrafos son unas de las pocas personas autorizadas para estar en la zona de seguridad del velódromo, ese espacio exterior de la pista desde la banda azul en el que solo se pueden situar los comisarios, los corredores y, en determinados espacios, los técnicos, según se determina en el artículo 3.6.072, del Reglamento de la Unión Ciclista Internacional

No hay menciones concretas en la Normativa, pero la UCI suele referirse a su trabajo en la Guía de Medios que publica ya para todos los eventos de pista, con una serie de obligaciones y recomendaciones que queremos difundir en este post, y que no difieren básicamente de una competición a otra.

Foto: Copa del Mundo Cambridge
Desde hace algunos años, en todas las competiciones UCI, pero también en los Campeonatos de Europa organizados por la UEC, es normal que los fotógrafos tengan que estar provistos de un peto, que se entrega previo depósito de una cantidad –entre 20 y 50 dólares o euros, aunque suele valer cualquier moneda local con valor equivalente- o bien de un documento oficial como carné de prensa, DNI o incluso la propia licencia federativa. Un grupo bastante reducido –normalmente quince o menos- recibe el ‘pata negra’, el peto rojo que es el único que permite acceder a esa zona conocida como ‘apron track’. Para el resto, el amarillo, que permite permanecer en las mismas zonas, excepto ese anillo interior.

Foto: Copa del Mundo Brisbane (John Veage)
Desde el momento que entran a la pista, los fotógrafos están bajo las órdenes de los comisarios, que pueden indicarles que no ocupen una zona determinada o que se muevan, para no obstaculizar la labor y la visión del Jurado –o de sus herramientas como cuentavueltas-, el trabajo de los técnicos, la seguridad de los corredores, e incluso la captación de imágenes por parte de los operadores de TV.

Últimamente en algunas competiciones he visto una línea transversal, a semejanza de la de las llegadas de carretera, donde se deben situar para captar las imágenes de los sprints. También se recomienda últimamente que no se alejen de la barandilla interior. ¿Para apoyarse por si tienen que saltar para evitar alguna bicicleta descontrolada?

Foto: UCI, Mundial de Hong Kong
En cualquier caso, la seguridad depende de ellos mismos, por lo que se les recomienda que no pierdan nunca la atención de lo que está sucediendo en pista, es decir, que vean venir siempre al ciclista, o a la derny cuando abandona la prueba en el caso del keirin, y no le den la espalda. Y de la recomendación a la obligación: no se pueden tomar fotos sentados en el suelo –ni mucho menos tumbado-, ni usar trípode o monopie, tampoco flash, ni dejar en el suelo bolsas, material o incluso ropa. Todo el material debe estar siempre con ellos.

Para el resto de fotógrafos, el distintivo amarillo solamente sirve para acceder a la ‘pelousse’, a la zona de los equipos –en este caso con la autorización de cada responsable técnico-, y por supuesto a las ceremonias protocolarias. Durante las pruebas, hay velódromos que permiten poder tomar fotos desde la misma ‘pelousse’, más atrás de la valla, lógicamente, siempre que no se interponga nadie. Pero lo más normal es tener que subir a las gradas para trabajar.

Foto: UCI, Mundial de Hong Kong
Y cada velódromo es un mundo. Hay en algunos en que se habilitan zonas en los virajes o en las rectas para poder tomar fotos en buenas condiciones. Pero en otros hay que buscar ese espacio libre (pasillos, escaleras, asientos sin ocupar…) y siempre sin molestar al público, al que paga y que lógicamente no ve de buen grado que nadie se ponga en su espacio de visión. Y puedo asegurar que hay recintos tan atestados que es prácticamente imposible tener una ubicación permanente. En este caso, lo mejor es sonreír, pedir permiso para un par de fotos... e irse rápidamente a otro lugar a repetir la misma actuación.

Y un último consejo: no asomar nunca la cámara por encima de la balaustrada. Es la misma prohibición que tiene el público en general, ya que cualquier objeto puede caerse a la pista y causar un daño irreparable si se hace en el momento en que pasan los ciclistas. Lo digo por experiencia propia, ya hace muchos, muchos años, el parasol de la cámara se me soltó y se cayó sobre la madera, eso sí, cuando no había ningún corredor en acción: el color de mi cara no se diferenciaba en nada del del peto de esta historia.

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