Estrellas olímpicas (XVI): Mitchell, ¿éxito de la noche a la mañana?

Celebrando su triunfo en los Panamericanos. Canada Cycling
‘Éxito de la noche a la mañana’ es una frase que se ha utilizado en numerosas ocasiones referida a la velocista canadiense Kelsey Mitchell, aunque a ella no le guste en absoluto. Pero resume, aunque sea de una forma demasiado simple, lo que ha sido su trayectoria desde que realizó un test genérico, en septiembre de 2017, hasta que dos años más tarde se proclamó doble campeona panamericana –Juegos en Lima y Campeonatos en Cochabamba- en velocidad y recordwoman de los 200 metros con una marca de 10.154. 

Este invierno lograba una plata y un bronce en dos mangas de la Copa del Mundo, y el pasado mes de febrero debutaba en el Mundial, donde terminaba con la cuarta plaza en velocidad, superada por la experta Sarah Lee Wai Sze. En estos momentos habría ya sumado su primera experiencia olímpica, con posibilidades ciertas de medalla, si Tokio 2020 no se hubiera retrasado. Pero como ha comentado varias veces “soy muy joven en esto del ciclismo y con un año extra cogeré más experiencia y esto me beneficiará… aunque todos tienen un año extra para entrenar”.

Foto personal, cedida por Mitchell a CBC
Estamos ante el caso de la típica atleta ‘natural’ que competía en muchos deportes, pero que no destacaba en ninguna modalidad concreta, aunque su amor era el futbol europeo, el soccer, deporte que más practicó en la universidad de Alberta, su región natal. Tras el típico viaje post-universitario norteamericano –en su caso por el Sudeste asiático-, comenzó a trabajar en verano como conductora de un camión de riego mientras que pensaba qué hacer con su vida, aunque sin olvidarse del deporte. Por ello, cuando le llegó la oportunidad de probar en un RBC Training Ground, un programa canadiense para identificar talentos, no se lo pensó. Estuvo entrenando en el tiempo libre que le dejaba su trabajo hasta el día del primer test, cuando cogió un avión desde Alberta a Toronto –la prueba en su Estado ya se había celebrado- y llegó con apenas cinco horas para recuperarse del vuelo.

Desde luego que no pensaba en el ciclismo –“no montaba en una bici desde los 12 años”, ha manifestado repetidamente cuando habla de su trayectoria-, aunque tampoco tenía un deporte definido. Pero tras sorprender con su potencia en la prueba de salto vertical, en la más específica sobre la bicicleta generó un pico de 1.200 vatios, lo suficiente para llamar la atención de Cycling Canada. Tenía 23 años y algunos meses después comenzaba el trabajo específico, de adaptación al velódromo, primero en solitario, luego ya con el equipo nacional. No resultó nada fácil, pero tuvo una rápida progresión y una gran mentalización y pronto comenzó a ofrecer resultados esperanzadores. “Al principio me resultaba aburrido, hasta que comencé a sentir la fuerza G en las curvas. Pensé que era divertido y que sólo quería ir más rápido”, manifestaba a la web de Olympic Canadá.

Foto: Twitter Equipe Canada
"Todavía no me veo como una ciclista", declaraba Mitchell a The Canadian Press. "Soy una atleta y siempre he sido una atleta”. Igualmente reconoce que “el 99% de las ciclistas contra las que competiré tienen más experiencia que yo. Es algo que no puedo controlar. Pero si mi trabajo. Mi potencia está ahí y tengo que mejorar mi posición, mi técnica, mis técnicas. Y soy optimista porque sé que puedo mejorar mucho”.

A pesar de su optimismo de cara a Tokio, se lamenta de no haber podido clasificar la velocidad por equipos, prueba en la que logró la plata en los Juegos Panamericanos, el oro en los Campeonatos…y el triunfo en la Copa del Mundo celebrada en su nuevo ‘hogar’, en Milton. Los últimos meses han sido duros por el confinamiento, lejos de amigos y familiares, pero el sueño está cada vez más cerca, y que le llegará cuando ni siquiera hayan pasado cuatro años desde que hizo el test sobre la bicicleta estática. ¿Éxito de la noche a la mañana? Sinceramente bastante más.

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