Estrellas olímpicas (XIX): El polaco Mateusz Rudyk, luchando contra los neerlandeses y la diabetes para hacer historia en el podio de Tokio

Pocas alternativas se han vislumbrado en las últimas citas para romper el dominio ‘oranje’ en la velocidad, de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio. Un nuevo milagro británico -nunca descartable-, la mejor versión de Matt Glaetzer, la experiencia y las ganas de Azizulhasni Awang o Max Levy en el keirin… y la progresión de Mateusz Rudyk, el velocista que más cerca suele  quedar de Harrie Lavreysen y Jeffrey Hoogland, con el bronce en el Mundial de Apeldoorn, convirtiéndose en el primer polaco en lograr una medalla en velocidad

A sus 25 años -tendrá 26 recién cumplidos en la cita olímpica-, no se conforma con ese tercer lugar en el podio. “Si pensara que no puedo vencer a los neerlandeses, ciertamente no entrenaría como entreno. Todo el tiempo, mi entrenador y yo creemos que podemos vencerlos, porque ya he tenido una pelea bastante igual con ellos en muchos sprints. No se puede negar que hasta ahora eran los primeros y son los mejores del mundo, pero creo que puedo pelear de igual a igual con ellos”, declaraba recientemente en Natorze.pl.

Pero también puede hacer historia si se convierte en el primer pistard diabético insulinodependiente que consigue estar en un podio olímpico. Entre los seguidores del ciclismo en pista es más conocido el caso de la norteamericana Mandy Marquardt, por sus continuos mensajes en las redes sociales en relación con esa enfermedad. Pero Rudyk también se ha significado en esta batalla… y nos ha dado a conocer una magnífica historia de superación.

Y es que cuanto tenía 12 años le diagnosticaron diabetes, y un año más tarde, problemas con la tiroides que le generó la enfermedad de Hashimoto, un trastorno del sistema inmunitario contra dicha glándula. Ni que decir tiene que la respuesta más fácil era que se olvidará del deporte, algo a lo que no se resignó su familia de deportistas: su padre, Zbigniew, había sido ciclista y sus hermanos menores, Bartosz y Jakub seguirían su camino, con el primero de ellos también con éxitos en los velódromos, aunque como fondista.

Afortunadamente no se rindieron hasta que dieron con el especialista adecuado que no sólo no le desaconsejó el ciclismo, sino que se lo recomendó y a los 13 años le pronosticó: Puedes comenzar tu carrera y convertirte en campeón del mundo”. Y en eso está este polaco de Wroclaw -o Breslavia- que aparte de luchar contra los neerlandeses tiene que hacerlo con sus niveles de azúcar, aunque es algo que tiene ya controlado.

Más inesperadas fueron las circunstancias vividas este otoño cuando se contagió de coronavirus en la concentración de su selección que preparaba el Europeo. Rudyk tenía claro que, al ser una persona de riesgo, no iba a acudir al Campeonato, que solamente estaba en una fase más de su preparación hacia Tokio… aunque no esperaba que la infección golpeara a toda la selección, que acudió con sólo ciclistas a Plovdiv. “Pasé toda la enfermedad asintomáticamente. No notamos que nada anduviese mal en el entrenamiento, ni tampoco los análisis de sangre y el ECG cardíaco mostraron nada”.

Fotos: Twitter Mateuz Rudyk

1 comentario:

  1. Si ya es difícil alcanzar un nivel top con un cuerpo sano, sin hándicaps, en el caso de la combinación Diabetes tipo 1 con esfuerzos explosivos podemos hablar directamente de un milagro médico-deportivo.
    Desde el punto de vista clínico, no existen pruebas de fondo en el ciclismo en pista, todo es alta intensidad (1 hora o menos). Es la clase de ejercicio que choca más con la Diabetes, y cuanto más intenso sea el esfuerzo, más repercutirá sobre la salud. Por eso es tan destacable mantenerse muy bien controlado para poder mantener una buena progresión de varios años, que nuevamente se complica en edades tempranas y también entre la pubertad y final del crecimiento.
    Añadamos que este esfuerzo médico puede representar una hora de dedicación cada día del año, y también que no siempre se podrá recuperar comiendo lo que se ha gastado. Y por supuesto, el desgaste psíquico que se añade al físico. Por todo ello, únicamente queda aplaudir por "tan sólo" conseguir la clasificación olímpica.

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