Jef Scherens, un gato que completa el podio junto a Morelon y Nakano

Si el trono histórico de la velocidad mundial puede plantear algunas dudas entre Daniel Morelon y Koichi Nakano -aunque cada vez encuentro más personas que se decantan por el francés-, está bastante más claro que el tercer puesto de este hipotético podio debería corresponder al siete veces campeón del mundo profesional Jef Scherens, del que hoy se cumple el 112 aniversario de su nacimiento, en Werchter, cerca de Lovaina.

Su trayectoria es bastante frecuente en el mundillo ciclista: chaval que se desplaza a su trabajo en bicicleta, que demuestra sus cualidades en alguna carrera menor y que decide dedicarse al ciclismo. Solo que, en este caso, Poeske -una derivación del original Poeterke, vocablo flamenco para designar a los corderos o cabritillos pequeños que usaba su madre con él- se decantó por el ciclismo en pista, dada su rapidez. Y Poeske, que también puede significar gato en dialecto frisón, es un término que se adapta perfectamente a sus cualidades como velocista, ya que poseía un ‘salto’ felino final que le hacía insuperable, valorando perfectamente el momento en que debía atacar para doblegar a sus rivales.

En 1931 se impondría en el Nacional belga de velocidad, que ganaría en 15 ocasiones hasta 1947, y un año más tarde se proclamaría campeón del mundo, título que repetirá en 1932, 1933, 1934, 1935, 1936 y 1937. Una caída en 1938 le impidió llegar en las mejores condiciones al Mundial de Amsterdam, donde el local Arie Van Vliet -siete años más joven- acabaría en la final con su imbatibilidad.

Por lo tanto, el Mundial de Milán, un año más tarde, se presentaba con todos los alicientes por la revancha entre belga y neerlandés, que cumplieron los pronósticos y se plantaron en la final, que por primera vez se disputaba a dos enfrentamientos ganados. En la primera manga, lo resbaladizo de la pista, ya que había estado lloviendo, supuso una caída de Van Vliet, que arrastró a Scherens. Por este motivo, se decidió suspender la final y aplazarla al día siguiente... sin que hubiera día después. El estallido de la II Guerra Mundial, que en Italia supuso una inmediata movilización, se tradujo en la cancelación del Campeonato, que quedó vacante, igual que el de persecución individual, que ese año se disputaba por primera vez.

Con 37 años en el siguiente Mundial disputado -en 1946-, parecía que sus mejores tiempos estaban definitivamente pasados, ya que no pudo meterse ni en semifinales. Craso error, un año más tarde en París volvía a vestirse de arco iris, por séptima vez, al superar en la final al local Louis Gérardin, más conocido posteriormente por su faceta como técnico de la selección gala. Una final agónica, en cuatro mangas, ya que una fue suspendida, y sólo en el desempate fue capaz Scherens de doblegar al francés.

Posiblemente fue el primer velocista especializado de la historia. No competía nunca en otras pruebas de fondo para no arruinar su formidable sprint final, y tampoco solía entrenar en carretera: lo normal era verle en el velódromo entrenando arrancadas en diferentes distancias y consiguiendo el fondo necesario en sesiones tras moto.  

Notablemente dotado para los instrumentos musicales, y para deportes tan variopintos como el tiro con arco, el esquí acuático o el automovilismo, también se destacó por su afición al vuelo y a las acrobacias aéreas, con más de una alarma por sus actuaciones temerarias. Pero también siguió vinculado al ciclismo, en su Lovaina de adopción, donde se celebra en su honor desde 1963 el Gran Premio Jef Scherens, aunque sea una prueba de carretera. Falleció a los 77 años el 9 de agosto de 1986.

No hay comentarios:

Publicar un comentario