Gran Bretaña domina en el medallero, aun sin poder ver a su cuarteta

Finucane, reina a los veinte años. Foto: British Cycling

A pesar de la decepción que supuso ver eliminada a la cuarteta británica mucho antes de lo previsto -y sin poder comparar su estado actual frente a la renacida Dinamarca- la selección local ha sido la dominadora en el medallero del reciente Mundial de Glasgow, tanto en cantidad de metales, nueve, como en calidad, cinco oros, tres platas y un bronce.

Y aunque las medallas estuvieron bastante bien repartidas entre ambos sexos, y con Ethan Vernon o William Tidball ‘pidiendo paso’ en las pruebas no olímpicas, hay que destacar a las féminas, no sólo por seguir en lo más alto del escalafón de fondo con la cuarteta y la madison, esta vez con Neah Evans y Ellinor Barker, sino por ese notable incremento de sus prestaciones en velocidad, con un trío capaz de plantar cara en la final a la reina Alemania, y con una Emma Finucane que a sus 20 años apunta a nueva reina de la velocidad, por sus excelentes prestaciones en este Mundial. Sin duda, un gran trabajo de Karlee McCulloch en este año escaso que ha estado al frente de la selección y cuya ausencia se dejará sentir. Por el contrario, la siempre espectacular Katie Archibald no pudo brillar esta vez ante sus paisanos con un título individual.

Países Bajos, por su parte, no sólo ha recuperado la primacía en la velocidad ante la amenaza australiana, con Harrie Lavreysen reinando por quinto año en la individual y Jeffrey Hoogland, en el kilóemtro, sino que se hacía con el triunfo en una madison con Jan Willem Van Schip y Yoeri Havik, algo que jamás habían logrado en esta disciplina, cuyo último gran resultado mundial fue una plata en el lejano 2007.

Primer título neerlandés en madison. Foto: Team NL

A nivel de bloques, destacar el crecimiento de Nueva Zelanda que, aunque es la quinta selección en el medallero, es la segunda en cantidad de metales, con ocho, y con una buena dinámica de cara a los Juegos, gracias a una Ellesse Andrews que mostró un importante crecimiento en el Chris Hoy, o al siempre eficaz Aaron Gate. Algo similar se puede decir de Australia, que no logró ningún oro-aunque sí seis platas y un bronce-, pero que se planteaba este evento como un ‘paso’ hacia París. También aumentó bastante sus prestaciones Estados Unidos, hasta alcanzar el tercer escalafón del medallero, aunque en este caso se debe fundamentalmente a las prestaciones de sus dos ‘líderes’, Jennifer Valente -y en esta ocasión por partida doble- y la retornada Chloe Dygert.

Francia, lejos de la línea ascendente de 2022, pensando en 2024

En el capítulo negativo, sin duda habría que hablar de una Francia que se va de vacío en lo que se refiere a ‘arco iris’, bajando del tercer al duodécimo puesto del medallero, y sin continuar en la línea ascendente mostrada el pasado año. Claro que los galos también se planteaban este evento para terminar de realizar algunos ‘ajustes’ para darlo todo dentro de un año en los Juegos. En cuanto a Italia, tampoco han tenido su mejor Mundial, debido a los problemas físicos de algunos corredores… aunque el ‘Gannazzo’ de la persecución quedará como uno de los grandes momentos del Mundial y capaz de borrar cualquier mal sabor de boca. En cuanto a Alemania, por primera vez en muchos años se va sin medallas en el apartado masculino, y sin poder refrendar nuevamente su dominio en el apartado de la velocidad femenina con la ‘guinda’ de la individual.

Leitao, todo un recital. Foto: UCI Track
Aparte de Ganna, señalar como protagonistas de los momentos más espectaculares del Mundial
a Iuri Leitao, con su exhibición en el ómnium, y a Kevin Quintero, que ratificó su potencial en el keirin con esa medalla de oro tan largamente buscada, sin olvidarnos de la siempre eficaz Lotte Kopecky, con dos títulos, en puntuación y eliminación, y el bronce en el ómnium.

En total, 17 naciones en el medallero, con España en el puesto 14 gracias a la plata a últimas hora de Albert Torres en un Mundial que sigue evidenciado los mismos graves problemas de nuestro país sin un planteamiento global y con unas soluciones completamente erróneas.

Por lo demás, un Mundial que compartió fechas y escenario con el paraciclismo y que, aunque se quiera vender por parte de algunos como un paso más hacia la inclusión, no lo es en absoluto, ya que no se volverá a repetir hasta el próximo SuperMundial, en septiembre de 2027 y con la presencia también de la categoría junior. Es indiscutible que ha supuesto un notable incremento de la visibilidad de los paraciclistas, y solo por eso merece la pena, pero con unos horarios que dejaban mucho que desear, tanto en el aspecto deportivo -y más para los propios paraciclistas que para los élites, y sin entrar en las coincidencias con la carretera- como en el de difusión, con una programación que en algunos momentos era el anti-climax. Esperemos que en este aspecto se esfuercen más para realizar un programa mucho más adecuado dentro de cuatro años.

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