Terminada esa estructura, se iniciará la segunda fase,
que el propio constructor checo-canadiense decía que no presentaba
complicaciones, “solo unos obreros con sus destornilladores. No se pueden
cometer errores, es como un Lego”.
Ahora el problema es otro, es la última fase, la
homologación. Según la reforma del Reglamento UCI que entrará en vigor el
próximo 1 de enero, por primera vez se precisa que “la superficie de la pista
debe ser de madera, hormigón o asfalto”, aunque también se recoge que “la
utilización de otros materiales está autorizada únicamente previa presentación
de un expediente a la UCI para su homologación, demostrando que todas las
características de superficie esenciales para la disciplina están
garantizadas”. Y la pregunta que nos hacemos no es si se podrá homologar
este recinto, sino si el máximo organismo mundial autorizará de forma general
este tipo de superficie o lo hará caso por caso... siempre que este tipo de estrcuturas se muestre como una solución válida y se extienda en el futuro.
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