La persecución, el mejor camino para acceder al campo profesional

La denostada persecución individual ha estrenado esta tarde campeón en Tafalla en la persona de Eloy Teruel. Un nuevo nombre, aunque no precisamente desconocido, y que a sus 37 años une ese ansiado oro, a una plata y dos bronces previos -en esta disciplina- y que sigue la tradición en este siglo de los Sergi Escobar, Carlos Castaño, David Muntaner, Sebastián Mora y Albert Torres. Todos ellos llegaron a ser profesionales de carretera, aunque desgraciadamente -y previsible en este país- o demasiado tarde, o en equipos de menor nivel del que debían estar, o simplemente sin la continuidad necesaria. Lo mismo que le sucedió al murciano en sus mejores años.

De todas las pruebas individuales de fondo, la persecución es la que necesita una mayor preparación específica, a diferencia de una puntuación, por ejemplo, en la que el entrenamiento es más táctico y vale con unos días de entreno en el velódromo para ‘cambiar las piernas’ de carretera por las de velódromo. Razón por la cual no hay actualmente grandes persecucionistas en nuestro país.

Precisamente Sergi Escobar, como campeón del mundo -y otras en otras tres ocasiones medallista- y diez veces campeón de España en esta disciplina puede hablar con propiedad, ya que ha sido nuestro gran especialista. El ilerdense siempre ha sido siempre muy crítico con el hecho de que en buena parte de las competiciones nacionales no haya ni persecución individual ni por equipos, cuando las ventajas de la disciplina deberían estar claras:

El prototipo de persecucionista es un super rodador, pero que no tiene por qué pasar mal la montaña como hemos visto con Wiggins o Thomas, y desde luego que pueden brillar también en las clásicas, o en las llegadas, saltando en los últimos kilómetros. Por no hablar de las contrarrelojes, claro está. Y desde luego, ciclistas muy apreciados por su labor de equipo, para trabajar de cara a un sprint, o para anular una escapada. Los persecucionistas son los pistards que posiblemente mejor salida tengan en la carretera. Si eres campeón de España de persecución, con un buen tiempo, eso sí, tienes un estatus que te va a permitir poder ser profesional. No conozco ningún campeón del mundo de persecución que no sea profesional, mientras que uno de scratch o madison, por ejemplo, lo tiene más complicado”.

“Las ventajas de la persecución para la carretera están en la gestión de esfuerzos máximos -añade Didac Navarro, preparador físico y ex seleccionador nacional-. Es difícil moverse a intensidades muy altas y saber regular el esfuerzo. El actual campeón del mundo y recordman Filippo Ganna es un claro ejemplo. Donde más beneficios le veo a título individual es en la contrrarreloj, ya que dosificar esfuerzos tan altos, te permite gestionar mucho mejor el ‘pacing’ para una crono que dura bastante más de 4 minutos. Tener ese cambio de ritmo en 4 minutos máximos tan fuertes permite moverse mejor cuando el pelotón va a intensidades altas, en aproximaciones a puertos, con viento y sobre todo en llegadas masivas. Un buen persecucionista puede ser de gran ayuda para colocar al líder del equipo o al esprínter, pero también para poder disputar carreras en grupos reducidos, con trabajo previo de resistencia a la fatiga, donde el esprint es de menos velocidad que una llegada que se prepara en grupo grande. Ese cambio de ritmo, esa explosividad puede ser determinante para conseguir victorias en grupos reducidos”.

Volviendo con Escobar, el ilerdense tiene, aparte del record de España desde 2004 (4:16.862), las dos mejores marcas de 4.000 metros en un Nacional: 4:21.959 en la clasificatoria de Palma 2008 y 4:22.090 un año más tarde, aunque en la final cedería ante Muntaner. Lógicamente los registros sobre la madera mallorquina no son comparables con los logrados en el cemento de otros velódromos, donde debemos destacar las marcas de Sebastián Mora de 4:27.897 en el Nacional de 2013 celebrado precisamente en Tafalla, y de 4:26.559 en 2015 en Galapagar, una marca de un gran valor teniendo en cuenta las características de la pista madrileña.

Sin duda, Mora y Torres son los mejores persecucionistas españoles actuales, aunque su carrera se ha orientado hacia otras pruebas de fondo en las que son más efectivos. Ambos han rodado en 4:20 a nivel internacional sin preparar específicamente una persecución, pero si entrenasen específicamente no hay duda de que el record de Escobar podría estar a su alcance y que en lo que se refiere a resultados, meterse entre los ocho o diez primeros de un Mundial. Claro que todo esto no está en los planes de unos ciclistas capaz de hacer podio en cualquier disciplina de fondo.

Desgraciadamente los dos finalistas de hoy -Illart Zuazubiskar ha logrado la plata- ya no tienen edad para pensar en una carrera de futuro, aparte de que los tiempos logrados no son tampoco extraordinarios (4:32.640 hacía el murciano en la clasificatoria y 4:33.189 en la final). Lo triste es que no haya hoy en día algún ciclista que pueda centrarse en este camino, por condiciones, pero también por dedicación, pensando en la persecución como rampa de despegue hacia una carrera profesional en carretera. Bastante nos tenemos que preocupar de que Raúl García, quinto hoy e inminente neoprofesional, o Joan Martí Bennassar, cuarto y en camino de la máxima categoría, puedan compatibilizar carretera al más alto nivel y pista en el futuro.

Fotos, de arriba a abajo: Teruel, el año pasado en Valencia, Escobar, campeón del mundo en 2004 y Torres, en otro Nacional, por Román Mendoza

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