Alexander Kuznetsov, una leyenda de 79 años detrás de los grandes éxitos del ciclismo soviético y ruso, justo Premio Nacional del Deporte

Alexander Anatolyevich Kuznetsov fue galardonado el pasado miércoles con el Premio Nacional del Deporte de Rusia en la categoría de ‘Época del deporte’, un justo premio a un hombre que ha estado detrás de los grandes éxitos del ciclismo en pista -y carretera- soviético y ruso desde finales de los años sesenta, plasmado en su presencia como seleccionador en cinco JJ.OO, con once medallas de oro olímpicas y más de 60 títulos mundiales. Un premio conseguido en una primera fase por votación pública y luego por elección de un jurado.

A sus 79 años, sigue siendo el director del centro de entrenamiento olímpico Lokosphinx, en el velódromo de la Isla Krestovsky, en San Petesburgo, cuya última -y magnífica- hornad- está compuesta por los bien conocidos en esta página Nikita Bersenev, Lev Gonov, Ivan Smirnov y Gleb Syritsa, llamados a ser la referencia de la persecución mundial en muy pocos años.

La historia de Kutznesov difícilmente se puede resumir en un post, aunque si nos gustaría apuntar algunos detalles para conocer la figura de este ruso, nacido en Dubrovka, muy cerca de la frontera bielorrusa, ciclista discreto, y que a los 23 años se trasladó a continuar sus estudios en la que entonces era conocida como Leningrado… aunque allí lo que descubrió su faceta como entrenador.

Sus primeros éxitos los logró con la velocista Galina Tsareva, seis veces campeona del mundo en velocidad -desde 1969 y 1979-… y que se convertiría entre medias en su mujer, en 1971 concretamente, con la que tendría tres hijos: Nikolai, Alexei y Svetlana, que tendrá bastante protagonismo en la vida de su padre, aunque no compitiese como ciclista sino como tenista.

La consolidación de Kuznetsov como entrenador llegó en los Juegos Olímpicos de Moscú, ya que la cuarteta ganadora procedía enteramente de su escuela, y posteriormente con el descubrimiento de Viacheslav Ekimov, para llegar en 1985 al cargo de seleccionador soviético, de pista y carretera. Sus métodos de entrenamientos draconianos, incluso despiadados, sirvieron para que surgieran muchos campeones, pero también para que huyeran de él como de la peste otros ciclistas, entre los cuales Evgeni Berzin fue el más conocido, sobre todo por la dureza de sus manifestaciones contra Kuznetsov.

El colapso del sistema soviético supuso la occidentalización de una notable generación, la del Alfa Lum con los Dmitri Konyshev, Piotr Ugrumov, Andrei Tchmil y compañía, así como el propio Ekimov, cuyo fichaje por el Panasonic proporcionó a Kutznesov fondos suficientes para seguir con sus planes de entrenamiento con la selección y luego con su club: en vez de afrontar los inviernos en Dushambe, Tayikistán, lo harán en Tortosa, donde compró una antigua granja de pollos y la convirtió en la residencia de su equipo. Y es así que durante casi dos décadas hemos visto a las jóvenes promesas rusas residir algunos meses en España y competir en las carreteras de nuestro país.

No obstante, en esos primeros años del siglo se embarcó en dos proyectos profesionales, que no tuvieron los resultados deseados. Por un lado, el Itera, en 2001, financiado por el ex ciclista Igor Makarov, donde congregó a los mejores corredores de la época como Pavel Brutt, Vladimir Karpets, Alexei Markov o Alexander Serov, que apenas duró un par de años por la impaciencia de los dirigentes rusos. Más tarde, el Tinkoff Restaurants, el primer proyecto del magnate Oleg Tinkov, en el que también se reunieron un buen número de promesas rusas, donde destacaba Mikhail Ignatiev, cuyos tempranos éxitos en pista no tuvieron refrendo en la carretera. El choque entre el ego de Tinkov y el carácter de Kutznesov propició que no contase con él en su siguiente equipo, el ya llamado Tinkoff Credit Systems.

En aquellos tiempos, la situación económica de nuestro protagonista distaba mucho de ser saneada. Pero la tabla de salvación llegó de la mano del tenis, por el triunfo de su hija Svetlana Kuznetsova en la edición 2004 del US Open le proporcionó un buen montante que dio a su padre para que cumpliera sus sueños y, junto con otros préstamos que posiblemente le hayan hipotecado de por vida, construir el velódromo de Krestovsky. Y entre la pista y la carretera, el velódromo la antigua granja, y Tortosa y San Petesburgo han pasado los últimos años en los que este incansable luchador sigue sacando ciclistas y campeones.

La fuente principal de esta información biográfica procede del blog Espoirs Central, que cuenta la historia de Kutznesov de una forma mucho más destallada.

Fotos

  1. En el acto de entrega del galartón. Foto: Federación Rusa.
  2. Tomando tiempos. Foto: VK Lokosphinx.
  3. Con Ekimov, antiguo pupilo y hoy presidente. Foto: Federación Rusa.
  4. Otro momento en el velódromo. Foto: VK Lokosphinx.
  5. El tenis, también muy presente en su vida. Foto: VK Lokosphinx.

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