Estrellas olímpicas (XXVI): Glaetzer, ¿la alternativa al dominio 'oranje'?

Si todo transcurre según la aplastante normalidad de los últimos años, son pocas las opciones de romper el dominio de los Países Bajos en las pruebas de velocidad. Por equipos, tan sólo la ya habitual eclosión preolímpica británica puede considerarse como una amenaza para los ‘oranje’, mientras que en la individual solamente hay dos nombres que, por lo visto en el presente ciclo pueden amenazar al reinado neerlandés. Uno de ellos es Mateusz Rudyk, quien ya ha aparecido en esta serie, dispuesto a ser el primer ciclista diabético que sube a un poco olímpico; el otro, Matthew Glaetzer del que podría señalarse que competirá en Tokio tras haber superado un cáncer de tiroides.

Fue a finales de 2019 cuando en una revisión por un problema de cuello se le detectaron unos nódulos en la glándula tiroides, pero la rapidez en la detección supuso que fuera rápidamente neutralizado. Incluso llegó a competir –“solo tocaron mi garganta, mis piernas están bien”, dijo- ese mismo año en la Copa del Mundo, donde subía al podio entre ciclo y ciclo de quimioterapia. “Nunca una tercera posición me supo tan bien”.

Desgraciadamente se perdería el Mundial de Berlín, no por el tumor, sino por una lesión de rodilla, que curiosamente tuvo más consecuencias y que le podría haber llevado incluso a perderse los Juegos de Tokio si se hubieran mantenido en la misma fecha. Es uno de los escasos beneficiados por el aplazamiento a causa de la Covid-19. "Fue un año de reajustes y de estar listos para este empujón final ahora para Tokio", declaraba hace algunos meses en la web australiana de ABC.

Nacido en Campbelltown, un suburbio de Sidney, el 24 de agosto de 1992, su gran éxito llegó en 1998, cuando se proclamó campeón del mundo de velocidad, en Apeldoorn, el feudo de los neerlandeses, aunque en aquellos tiempos aún no habían explotado individualmente Harrie Lavreysen y Jeffrey Hoogland, los dos grandes favoritos para Tokio. Ya había sido subcampeón del mundo dos años antes, en Londres 2016, superado en el desempate de la final por Jason Kenny.

En los Juegos Olímpicos, sin embargo, siempre ha disparado al poste. Debutó en 2012 con la cuarta plaza en la velocidad por equipos, que repitió en 2016 con compañeros diferentes -pero con Francia como verdugo en ambas ocasiones- y en la individual de esos últimos Juegos, al caer en la final de consolación ante el ruso Denis Dmitriev. ¿A la tercera irá la vencida?

En agosto también integrará el equipo de velocidad, junto a Nathan Hart y Matthew Richardson, en una prueba en la que también tendrá opciones de medalla: en Berlín -con el joven Thomas Cornish cubriendo su baja- se llevaron al bronce, ante su ‘bestia negra’, Francia.

Ahora, como la gran parte del equipo australiano, entrena en su país, sin tener prevista ninguna competición internacional y sin apenas dejar rastro informativo salvo alguna aparición esporádica en la Adelaida Track League o en los Nacionales australianos. Pero seguro que tanto él como sus compañeros serán protagonistas este verano en Tokio. "Sé que puedo llegar allí y competir por la victoria", declaraba en una de sus últimas apariciones.

Fotos

  1. En su Facebook recién operado de su cáncer de tiroides
  2. Celebrando su bronce en la Copa del Mundo de Cambridge tras su regreso. Foto: WC Cambridge

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