Rudyk reconoce haberse visto superado por la presión de los Juegos

Una de las grandes desilusiones en los Juegos Olímpicos ha sido el polaco Mateusz Rudyk. Tercero en velocidad en el Mundial de Pruzskow en 2019 y cuarto en el de Berlín, el año pasado, a sus 26 años parecía estar ante su gran oportunidad en Tokio. Sin embargo, tras ser octavo con Polonia en la velocidad por equipos, la velocidad acabó prematuramente: eliminado en treintaidosavos y sin poder rehacerse en la primera repesca, lo que le suponía el puesto 17. En keirin, tres cuartos de lo mismo, sin poder acceder a cuartos.

En TVP Sport, reconocía en un alarde de sinceridad que todo ha sido un problema psicológico. “Debo admitir que la psique se ha derrumbado. Estaba paralizado por el estrés. Al principio, no era yo mismo. Después del tiempo de 200 metros, en la clasificación para la velocidad, supe que algo andaba mal. No podía controlar mi bicicleta. Mi entrenador intentó calmarme, pero estaba muy presionado. Vine a Tokio a luchar por una medalla y se acabó. Quise recomponerme para luchar por el keirin, pero tampoco pudo ser”.

Reconoce que minusvaloró el aspecto psicológico. “Más de una vez, me reí cuando otros decían que estaban consumidos por el estrés en los Juegos Olímpicos, aunque eran campeones del mundo. Ahora he sentido lo mismo. Sé al menos qué mejorar para París. De momento no quiero hablar con nadie. Estoy devastado”.

Un ciclista, que como ya hemos recogido en nuestra serie Estrellas Olímpicas, aspiraba a convertirse en el primer ciclista insulinodependiente en subir a un podio olímpico. De momento tendrá que esperar, pero por la clase que atesora puede hacerlo dentro de tres años, en París.

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