Maillots de selecciones que no son los colores de sus banderas, sino distintos que se han hecho identificativos: azzurri, oranje, all black...

Aunque para la mayor parte de las selecciones nacionales los colores de su maillot se asocian total o parcialmente a su bandera -Francia, Bélgica, Dinamarca, Gran Bretaña o Rusia, por no extendernos demasiado-, hay otra serie de naciones cuyos uniformes de competición no se vinculan a sus enseñas, sino que se asocian fuertemente a otros colores que les identifican: es el caso de la ‘azzurra’ italiana, de los ‘schwarz und weißde’ alemanes, de la ‘oranje’ neerlandesa o de los ‘all black’ neozelandeses.

¿Y a que se debe esta elección, que suele ser común para casi todas las especialidades deportivas en un país, no sólo para el ciclismo?

Curiosamente en buena parte de estos casos también hay un origen vinculado a banderas, aunque sean ya inexistentes. Por ejemplo, el característico ‘azzurro’ de las camisetas de los equipos italianos procede del escudo de armas de la Casa de Saboya, reinante en Italia desde la unificación, en la segunda mitad del siglo XIX, y que incluso figuraba en la primigenia bandera transalpina.

Este color fue usado por las selecciones de fútbol desde sus inicios -aunque en el primer partido oficial se jugó de blanco- y se extendió a otros deportes, como el ciclismo. Benito Mussolini intentó, sin éxito, vestir a sus selecciones de negro, y tras la Guerra Mundial y la caída del fascismo y de la monarquía italiana, el azul estaba ya tan identificado con el deporte italiano, que a nadie se le ocurrió pensar en un rediseño..

El caso de Alemania es parecido ya que los colores blanco y negro predominantes en sus equipaciones -aunque a veces han roto con esta tradición- se deben también a una bandera, aunque ya inexistente, la de Prusia, con cuyos colores comenzó a jugar la selección de fútbol a principios del siglo pasado. No obstante, en los últimos años es bastante común la presencia de una banda con los tres colores de su enseña, negro, rojo y amarillo.

También el naranja -oranje en neerlandés- estuvo un día en la enseña neerlandesa, junto con el blanco y el azul. Eran los colores de armas de Guillermo de Oranje-Nassau, artífice de la independencia de los Países Bajos, y que pasaron a ser los de su primera bandera.  El cambio posterior del naranja al rojo, en cambio, tiene dos versiones: una práctica, la mejor visión del rojo como color sobre todo en el mar -el uso más común de las banderas en aquella época-, y otra más prosaica, la dificultad de conseguir un pigmento permanente para ese color, que terminaba confundiéndose con el rojo.

No obstante, el color ha seguido siendo identificativo de la casa real neerlandesa y de sus equipos deportivos nacionales. Como curiosidad diremos que Países Bajos es de los pocos países, junto a España y Bélgica -aunque esta usa cada vez más el nombre Belgian Cycling-, que tiene el adjetivo Real incluido en la denominación de su federación ciclista.

Unos colores oficialmente reconocidos

Por el contrario, no hay identificación con una bandera en el caso de Australia. Se dice que fue una selección de cricket la que optó por los colores amarillo y verde en una gira por Gran Bretaña a finales del siglo XIX, y que luego fue adoptado por diversos equipos australianos, aunque el rojo, el blanco y el azul -es decir, los de la Union Jack- también fueron muy habituales. Una explicación, posiblemente a posteriori, indica que estos colores son los de una de las plantas autóctonas más comunes de Australia, el zarzo dorado, en inglés golden wattle, aunque también se han buscado otras interpretaciones, como el verde de los bosques y pastos y el dorado de las playas y los cereales.

Y terminamos con los archiconocidos ‘all black’, los colores que desde la selección de rugby neozelandesa se han extendido a casi todos los deportes ‘kiwis’, incluyendo, claro está, el ciclismo. En este caso los orígenes tampoco están muy claros, aunque se habla de que fue un equipo neozelandés -no la selección- quien adoptó el negro para sus camisetas en una gira por Gran Bretaña en 1888, sabedores de que ningún equipo local usaría una prenda similar.

Y tan característico como el color negro es la brillante hoja de helecho, una planta con un profundo significado en la cultura maorí, que, de una forma u otra se integra en las camisetas de los equipos nacionales neozelandeses, también utilizada de forma pionera por el rugby. Y aquí el proceso pudo ser el inverso, ya que en el referéndum sobre el cambio de bandera en Nueva Zelanda -entre 2015 y 2016-, el negro y el helecho aparecían en más de un diseño, incluyendo al ganador, aunque al final más de un 56% de los votantes prefirieron seguir con la bandera tradicional.

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