Nelson Vails, la historia sin discriminación del primer pistard negro medallista olímpico: "Siendo un triunfador, siempre fui bienvenido"

Hoy, 21 de marzo, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, parece un día apropiado para recordar la figura del norteamericano Nelson Beasley Vails, el primer pistard de raza negra en conseguir una medalla olímpica, la plata en la velocidad en Los Ángeles 1984.

Nacido en Harlem hace ya casi 62 años -los cumplirá el 13 de octubre-, siendo el décimo de diez hermanos, el primogénito de la familia fue asesinado a la puerta de su casa pocos meses antes de que Nelson naciera. Todo ello parecía indicar una futura vida de problemas raciales y de discriminación. Pero el entorno familiar procuró que creciera ajeno a ello –“fui un mocoso mimado”, ha reconocido en alguna ocasión-. Y el hecho de tener que buscarse la vida de adolescente como mensajero por las calles de Nueva York no le llevó al lado oscuro, sino que le condujo hacia el ciclismo, donde tampoco vivió una vida de discriminación, al contrario que su compatriota afroamericano ‘Major Taylor’ muchos años antes.

En esos días recibió el apodo de ‘Cheetah’ -guepardo-, “por ser el gato más rápido de la jungla”, y sus habilidades le condujeron hacia los velódromos, donde su éxito le llevó pronto a la élite nacional. Su talento lo llevó al Centro de Entrenamiento Olímpico en San Diego en 1980, y allí Eddie 'B' Borysewicz se encargó de pulir el diamante en bruto que era.

Incluso la fortuna estuvo de su lado, ya que el boicot del bloque del Telón de Acero a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles dio a la selección estadounidense un protagonismo impensable, incluso en velocidad donde los germanorientales Lutz Heßlich, Michael Hübner o Bill Huck o incluso el ruso Sergei Kopylov hubieran sido rivales insalvables. Una edición que curiosamente permitió la presencia de dos velocistas por nación, a diferencia de las anteriores o de la posterior, donde sólo se alineó uno. Y probablemente Vails no hubiera sido el representante norteamericano.

Mark Gorski, quien se había retirado poco tiempo antes, volvió a la pista ante las perspectivas que se le presentaban. Y no se equivocó, ya que sería el vencedor del oro olímpico. Vails, que nunca había superado en una prueba oficial a su compatriota, vivió ese mismo desenlace en Los Angeles, pero con la medalla de plata también pasaba a la historia. 

Un par de años después, se permitía participar en la película ‘Quicksilver’, protagonizaba por Kevin Bacon, sobre el mundo de los mensajeros en su ciudad natal.

Vails seguiría compitiendo algunos años más, pero no entrar en el equipo olímpico para Seul le llevó a otros derroteros, como por ejemplo competir en las pruebas de keirin japonesas. Tampoco sus méritos o experiencia le llevaron a ser técnico de la selección norteamericana, que prefirió apostar por un técnico australiano. El caso es que Estados Unidos tuvo algunos velocistas destacados después, como Marty Nothstein o Erin Hartwell. Pero actualmente su peso en el concierto internacional del sprint masculino es casi residual.

Y en su caso, dejó de estar vinculado directamente al mundo de los velódromos y orientó su vida hacia el ciclismo como ocio –Ride with Nelly’- y hacia la motivación, y con excelentes resultados. Y con un prestigio fuera de toda duda, que se recordaba en ‘Cheetah: The Nelson Vails Story’, un interesante documental rodado en 2014. "Siendo un triunfador, siempre fui bienvenido. Nunca fui excluido”, vuelve a reconocer.


Fotos. Instagram Nelson Vails

No hay comentarios:

Publicar un comentario