El ómnium, del pentatlón inicial a un formato exclusivo para fondistas

Pedro José Vera, el primer español en competir
en el omnium, en 2007. Foto: RM

Dentro del mundillo de la pista, el término ómnium era algo genérico, no una prueba en sí, referido a un conjunto de modalidades que se disputaban en una reunión, con una clasificación por puntos, y que normalmente se distinguían como omnium de fondo o de velocidad.

Sin embargo, el programa olímpico de pista sufrió una revolución en 2008 y 2012, cuando desaparecieron, primero el kilómetro/500 metros, y luego persecución individual, puntuación y madison. Por ello, en Londres se introdujo el ómnium como una prueba formada por otras cinco.

A nivel de Mundial, los ensayos comenzaron a realizarse en Palma 2007, con un primer formato compuesto por cinco pruebas en un sólo día (200 metros, scratch, persecución, puntuación y kilómetro/500 metros) para adoptar en 2011 la primera fórmula en dos jornadas de cara a los Juegos Olímpicos de Londres: vuelta lanzada, eliminación y persecución, el primer día, y puntuación, scratch y kilómetro/500 metros, sumándose puntos por el puesto obtenido en cada una de ellas y desempatando, si era necesario, por el tiempo marcado en las tres cronometradas.

Un sistema que primaba a los corredores completos, capaces de hacer esfuerzos muy diferentes, aunque complicado de seguir para el espectador, que tenía que traducir posiciones de una prueba -que era lo que primaba, no los tiempos realizados, por ejemplo-a una general.

En 2014 tuvo un par de cambios. El primero, en el orden, que se alteró levemente –scratch, vuelta lanzada y persecución el primer día, y eliminación, kilómetro/500 metros y puntuación. El segundo, en el concepto ya que pasaban a darse puntos por posición (40, 38, 36….) en las cinco primeras pruebas, a los que se sumaban directamente los conseguidos en la puntuación, tanto en los sprints como por vuelta ganada. Con ello se permitía que el espectador pudiera ver directamente lo que estaba sucediendo en la prueba final y cómo se reflejaba inmediatamente en la general.

Viviani, campeón olímpico con el formato completo y tercero
en Tokio con el más adecuado para los fondistas. Foto: UCI Track

El gran cambio se producía después de Río, manteniéndose el mismo sistema de puntuación: en cada prueba 40, 38, 36 … y así sucesivamente hasta 1 punto al corredor 21º y posteriores, sumándose luego lo conseguido en la carrera a los puntos, aunque al eliminarse las pruebas cronometradas, son las posiciones en el sprint final de la puntuación decidirán en caso de empate.

Así se pasaba de una prueba para corredores completos a una disciplina para fondistas, aunque se expresasen en diferentes pruebas, pero como decía Elia Viviani, pudiéndose hacer todas las disciplinas con la misma bicicleta.

Un formato que parece consolidado de cara a los siguientes ciclos olímpicos -a pesar de que nunca se sepa con la UCI-, aunque haya habido algunas sugerencias, más que propuestas, para mejorar la carrera tempo.

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