La importancia relativa del transponder en los cronometrajes en pista, con notables diferencias entre la UTCL y el resto de competiciones

Vista de una prueba de la UTCL con los transponders
debajo del sillín. Foto: UTCL

La pasada semana, AWS, patrocinador técnico de la UTCL, publicaba un interesante reportaje sobre el cronometraje en las pruebas de pista, una disciplina en la que ya se deciden los tiempos a la milésima de segundo y que incluso en situaciones excepcionales no ha podido desempatar ni siquiera así a dos ciclistas, tanto compitiendo juntos como de forma separada en pruebas cronometradas.

Un sistema que cambia sustancialmente de la Champions League respecto a las competiciones del calendario nacional e internacional. Gracias a Edosof, ya explicamos en su momento las claves de este sistema que se basa en la combinación entre las bandas de cronometraje y la foto-finish, siempre con la definitiva aprobación del Colegio de Comisarios.

Las bandas, que se sitúan en la línea de llegada y en la de 200 metros, determinan los tiempos en las pruebas cronometradas, aunque sea de una afirmación de Perogrullo. Es decir, 200 metros, 500 metros/kilómetro y persecución, tanto individual o por equipos. Un cronometraje que se activa al liberarse los bloques de salida o al pisar la banda de los 200 metros y que se detiene al pisar la de línea de meta. Es un sistema pensado para una sola bicicleta, que en el caso de las cuartetas es la que corresponde al tercer corredor.

La foto-finish define posiciones y diferencias de tiempo. Foto: UTCL 
Para las pruebas de pelotón, el sistema es distinto, al no importar los tiempos en sí. Aunque se cronometre la duración de la carrera, es algo que nos sirve solamente para saber cuán rápido se ha ido, sin que se establezcan diferencias de tiempo entre los ciclistas. La clasificación se determina exclusivamente por los puestos obtenidos en meta o por la suma de los puestos en los sprints intermedios, con las posibles ganancias o pérdidas de vueltas que se traducen en la suma o resta de 20 puntos o simplemente como factor decisorio en el caso del scratch. Aquí no hay, ni se necesitan, bandas de cronometraje y el elemento clave pasa a ser la foto finish que, aunque es capaz de medir diferencias de tiempo, se usa exclusivamente para determinar las posiciones.

Hay un caso especial, que son la velocidad y el keirin, cuya filosofía es la misma que las de fondo: sólo importan las posiciones y los tiempos son un mero dato informativo. Sin embargo, cada vez es más habitual que en pruebas como los Mundiales se determine, aparte del tiempo del ganador, los del otro ciclista o los de todos los integrantes de la serie, sobre todo las finales. Algo que, insistimos, no deja de ser un valor añadido, pero en ningún caso fundamental.

¿Y los transponders?

Es cierto que los transponders o chips se usan en el ciclismo en pista, aunque este tercer sistema de medición no es oficial, sino que tiene una finalidad exclusivamente informativa. Y es que es lo que se usa para las retransmisiones televisivas, para avanzar unos registros que, en algunos casos, tienen alguna pequeña variación con respecto a los oficiales.

Banda de cronometraje sobre los 200 metros. Foto: Velodrom Illes Balears

Sin embargo, en la UTCL los chips pasan a ser unos elementos fundamentales, por la propia mecánica de las clasificaciones. Y es que tanto en velocidad como en keirin los tiempos marcados por cada uno de los corredores que no se clasifican importan más que las posiciones y deben ser establecidos: la menor diferencia relativa respecto al ganador de las series es la que dictamina esas posiciones, que luego se traducen en puntos para la general y premios para los bolsillos.

Unos transponders que no van colocados en la horquilla, como es habitual, sino en unas cajitas bajo el sillín, por lo que no cumplen estrictamente el reglamento, donde se determina que es la tangente de la rueda delantera la que marca las diferencias.

Y aunque las diferencias de tiempo no importan en el scratch de la Champions, también es un elemento que contribuye a agilizar las clasificaciones, sobre todo a efectos televisivos… aunque en definitiva siempre existirá el respaldo de la foto-finish cuando una decisión necesite una comprobación más fidedigna, y, por supuesto, la definitiva aprobación arbitral.

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