Etxarri, octava en la puntuación, y Urkaregui, décimo en el ómnium, unos resultados que saben a poco en la cuarta jornada del Mundial

Etxarri, en plena puntuación. Foto:  Foto Marc Bouwens/Baanwacht
La cuarta y penúltima jornada del Campeonato del Mundo junior de Apeldoorn (Países Bajos) no fue tan positiva para España como la víspera, ya que Izaro Etxarri quedaba octava en la puntuación, y Eñaut Urkaregui, décimo en el ómnium y en ambos casos sus resultados supieron a poco.

Los cinco nuevos campeones del mundo que se dilucidaron hoy son el británico Henry Hobbs, en ómnium, la australiana Anna Dubier, en puntuación, la danesa Ida Fialla, en persecución, la italiana Matilde Cenci, en kilómetro, y el coreano Taheo Choi, en velocidad. En este caso, es su segundo oro mundialista para Choi tras el logrado en el keirin.

La puntuación estuvo marcada por un ataque de salida en solitario de Anna Dubier, que rápidamente cogió vuelta y 25 puntos que le llevarían a un liderato que ya no perdería. Eso sí, hubo varios intentos por ganar vuelta y el único que valió en la parte final tuvo a la australiana entre las protagonistas, por lo que no peligró su triunfo, que lograría con 49 puntos.

Ni que decir que la campeona del ómnium, la rusa Polina Danshina, fue la mayor opositora, pero los puntos ganados no le permitieron remontar la desventaja de tener una vuelta ganada menos, para terminar con 37, con la canadiense Alexandra Fangeat haciéndose con el bronce, con 27.

Urkaregui en el omnium. Foto Marc Bouwens/Baanwacht

En cuanto a Izaro Etxarri, estuvo desde el principio muy metida en carrera y viendo el cariz de la prueba intentó meterse en algún corte, que no llegó a buen puerto, o lanzarse en solitario en una escapada que le valió un ‘cinco’ y con ello subir hasta las primeras tres posiciones. Desgraciadamente no pudo meterse en la escapada definitiva y con ello terminaron sus opciones de podio, aunque con el segundo puesto del último sprint pudo mantener la octava posición final que sabe a poco visto su comportamiento en carrera.

Urkaregui mereció más

El ómnium comenzaba con una victoria anecdótica del polaco Marcin Wlodarski en el scratch, al ganar vuelta en solitario, aunque no tendría apenas protagonismo posteriormente. Pero las posiciones del sprint sí serían indicativas: por un lado, el segundo lugar de Witse Bertels, por delante Luc Royer, con Henry Hobbs como el mejor de los a priori favoritos, quinto; por otro, el undécimo de Ashlin Barry o el decimotercero de Popov, que iban a estar muy lejos del protagonismo que se les adjudicaba.

Hobbs, eufórico. Instagram British Cycling
Bertels pasaba a liderar el ómnium al imponerse en la carrera tempo en la que ganó vuelta, lo mismo que Heimo Fugger, Hobbs y Barry, con una renta de diez puntos sobre el británico y una cómoda ventaja sobre los demás participantes.

Para Urkaregui, el octavo puesto del scratch no era malo, pero no sumar ningún punto en la tempo, como era su objetivo, ya le comenzaba a trastocar los planes, aunque se mantenía en una interesante novena plaza. Desgraciadamente, la eliminación no era el comienzo de la remontada para el vasco como se había planteado, sino que se quedó encerrado y terminaba en un puesto bastante retrasado (13º), aunque manteniendo la novena posición, pero muy alejado del liderato (66) que seguía manteniendo Bertels. Una prueba que se llevaba Hobbs, para colocarse a 4 puntos del belga (112 a 108), y en la que el italiano Jacopo Vendramin, segundo, y Barry, tercero, se colocaban con 90 puntos.

Al vasco sólo le quedaba atacar y atacar… y eso hizo. De salida, en solitario, aunque se le junto pronto el francés Royer que no sería el compañero ideal que parecía. Luego, con el desaparecido Popov, que tampoco valió de mucho y finalmente, en las últimas vueltas, con el australiano Alexander Hewes y el bielorruso Ilya Slesarenko, que tampoco logró el resultado deseado. Parecía que el vasco iba a terminar octavo, pero en el último sprint cedió dos plazas: por el diez del ruso -en lo único provechoso que hizo en todo el ómnium- y por Quint Segboer, con el que empató a 70, pero le pasó por el mejor puesto final.

Mientras tanto, la batalla por el oro se decantó pronto a favor del británico que ganando el cuarto sprint se ponía por delante para mantener hasta el final la posición e imponerse claramente, 126 a 118. El belga, inferior en los sprints, se la jugó un par de veces, sin éxito, ante el control de Hobbs… aunque estos movimientos influyeron en la suerte del vasco.

Noa Jiménez, en la persecución. Foto Marc Bouwens/Baanwacht

En cuanto a la lucha por el bronce, Vendramin y Barry mantuvieron las diferencias mínimas durante toda la carrera, lo que permitió que Royer se acercase a ellos, para situarse los tres en una horquilla de tres puntos de cara al último sprint. El estadounidense lo probó con un sprint lejano, pero se quedó sin gas propiciando que el italiano se llevase 6 puntos y con ello el bronce, 100 puntos, por 93 del galo y 92 del norteamericano.

Récord para Toledo, pero no  para Fialla

Pasando a las pruebas cronometradas, también femeninas, tras acercarse Noa Jiménez a apenas 4 décimas del récord nacional del kilómetro en la clasificatoria (1:13.937 a 1:13.401), Leyre Toledo lo batía por más de un segundo, con 1:12.234, aunque al final ninguna lograría estar en el corte de las ocho finalistas, decimoctava y vigésimo cuarta.

Vuelta de honor para Fialla. Instagram DCU
Una final en la que Matilde Cenci se presentaba como máxima candidata ya que en la clasificatoria se había quedado a menos de una décima del récord del mundo que estableció Erin Boothman en Anadia (1:08.163 a 1:08.092). Por la tarde fue también la mejor, coronándose la primera campeona del mundo de la nueva distancia, pero con un tiempo superior, 1:08.451. Le acompañaron en el podio la alemana Emilia Waterstradt, con 1:09.169, y la belga Zita Gheysens, con 1:09.767, que dejaba fuera por apenas 2 milésimas a la rusa Veronika Solozobova, así como a la colombiana Valeria Hernández, tercera por la mañana pero que en la final bajó hasta la quinta posición.

Jiménez repitió en la persecución, donde marcó 3:47.836, lo que le supuso el decimoctavo puesto, mientras que la otra española, Vera Valero, quedaba más alejada, en el puesto 26, con 3:58.081.

Ida Fialla fue claramente la mejor de dicha clasificatoria, con 3:32.503, cuatro segundos por debajo de la estadounidense Emma Jimenez Palos, a la que doblegaría en la final, 3:31.757 a 3:39.037, aunque la danesa no logró el objetivo de recuperar la plusmarca mundial que tuvo en Anadia pero le arrebató Boothman (3:30.735), algo que se veía que era su objetivo dada la determinación con la que corrió aunque viese que tenía ganada la prueba claramente. Por el bronce se medirían Magdalena Leis y Maria Acuti, que por la mañana habían estado separadas por medio segundo pero que por la tarde la diferencia fue bastante mayor a favor de la alemana: 3:36.745 a 3:39.108.

Segundo oro para Taheo Choi

Podio de la velocidad.  Foto Marc Bouwens/Baanwacht

Y terminando con la velocidad, a las semifinales llegaron por la vía rápida tres de los cuatro mejores tiempos de los 200 metros, Taheo Choi, Archie Gill y Tomasz Lamaszewski, siendo el cuarto Alex Schuler, ayer undécimo, tras derrotar en el desempate al italiano Thomas Melotto, otro hombre que llegó ‘desde abajo’.

Sin embargo, en las semifinales no hubo sorpresas y tanto el coreano como el británico solventaron sus enfrentamientos por la vía rápida, propiciando la final esperada (y deseada). El coreano impuso su ‘rush’ por el exterior en los últimos metros de la primera manga… e hizo lo mismo en la segunda. En cuanto al bronce, para el polaco también sin necesidad de desempate. 

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