¿Qué tal el día? Una cosa buena y otra a mejorar... aplicado al Mundial

Los voluntarios del Mundial. Foto UCITRack/SWPix

“¿Qué tal el día? Una cosa buena y otra a mejorar” es una frase que usamos con bastante sorna de forma habitual en mi casa… pero que en esta ocasión me la adueño con un sentido de absoluta seriedad para hacer un balance general de lo que ha sido, a nivel organizativo, el Mundial de Santiago.

La cosa buena es evidente: El compromiso de los chilenos para con el Mundial. Cogieron al vuelo la oportunidad de organizar el evento tras la ‘espantada’ de San Juan, mejor dicho, de Milei. Y lo han aprovechado para despertar la inquietud de todo un país por nuestro deporte, comenzando por esa presencia masiva de sus corredores aprovechando como nunca se había hecho las facilidades reglamentarias. Y aunque no han brillado, deportivamente hablando, espero que sigan porfiando y trabajando para hacerlo en futuras ediciones, pese a que no les pille tan cerca el escenario. Organizativamente, en lo que a Chile le atañe, nada que objetar, salvo un exceso de tiempos muertos entre competiciones sobre el que se debería trabajar de cara al futuro a la hora de cuadrar el programa. Ojalá la pista encuentre muchos escenarios como Chile, ahora que la UCI no los encuentra en los países tradiciones, y tiene que hacer arriesgadas apuestas en las sedes de sus grandes eventos.

Chile se volcó con el evento. Foto UCITRack/SWPix
Y la cosa a mejorar también está clara, aunque no sé como definirla. De momento usaremos como término global, ‘la gestión de competiciones’. Y es que en este apartado podemos incluir desde los aspectos arbitrales hasta la difusión de resultados, tanto en el marcador como en la distancia. Y es que han sido muchos los fallos que se han sucedido, desde la carrera de puntuación del ómnium masculino, y la puntuación de las chicas, hasta la catástrofe de la madison. Por no hablar del campanazo del scratch.

Está claro que muchas carreras han terminado demasiado rotas por la desigualdad de los participantes. Y que eso es un lastre a la hora del control (arbitral) de las mismas. Lo malo es que cuando esa incertidumbre trasciende. Y si a nosotros nos pasa desde la cabina de retransmisión, que nos ponemos de los nervios porque no se actualizan las clasificaciones, me imagino estar en la piel de los corredores, por mucho que los técnicos de cada Federación tengan sus propios mecanismos de elaboración de clasificaciones particulares, y que los corredores procuren tener en su cabeza cómo va la carrera en todo momento.

Pero en la madison todo se complicó, y Roger Kluge lo explicaba muy bien ayer en su cuenta de Instagram. Y es que a Dinamarca le faltaban 20 puntos por sumar de una vuelta ganada, pero en ese momento no existía esa certeza. “Si nosotros, y sobre todo el equipo británico, hubiéramos sabido que el equipo danés también tenía unos 60 puntos, no se habrían escapado tan fácilmente a falta de 12 vueltas; habríamos estado a rueda, y los dos últimos sprints habrían sido completamente distintos”. Es decir, Alemania hubiera controlado más y no habría permitido -o la hubiera complicado- la remontada danesa.

Dinamarca, bronce  muchos minutos más tarde. Foto: UCITrack/SWPix

Una situación de la que, además, se informó muchos minutos después. Todo ello con una visión de un plano general de la ‘pelousse’, con belgas y británicos sentados en el ‘ante podio’, pero con las sillas correspondientes al tercer lugar vacías mucho tiempo, hasta que se acercaron los alemanes a felicitar a sus rivales… y los daneses a ocuparlas. Y como terminaba Kluge, “esta mala labor por parte de los comisarios influyó y distorsionó claramente la carrera, lo cual es simplemente inaceptable y no debería quedar impune en un Campeonato del Mundo. Si los atletas o el personal cometemos errores, hay penalizaciones o incluso descalificaciones. No podemos simplemente decir: ‘Lo sentimos, por favor acepten nuestras disculpas’. Es difícil creer que un error tan grave pueda solucionarse con una simple disculpa”.

No voy a entrar en si se merece una sanción o no. Simplemente que la UCI debe darse cuenta de que posiblemente tenga que dedicarle más medios a carreras como estas, que es claramente el aspecto a mejorar. ¿Más colegiados? ¿Chips para controlar las posiciones reales de cada pareja-corredor? ¿Una persona para acompañar a que el realizador no se pierda en carrera… y nos haga perdernos a los demás? Tampoco estaría de más un aspecto sobre el que ya hablé, que se había implementado en el baloncesto ACB, y que no estaría demás en la pista: explicar arbitralmente lo antes posible lo que está sucediendo y la decisión que se toma.

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