"Keirin. War on Wheels: Dentro de la subcultura ciclista japonesa"

El keirin se inventó en Japón en 1948, como una forma de recaudar dinero para reconstruir el país después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, es una de las escasas apuestas legales en el país del Sol Naciente, que permite a los aficionados ganar miles de yens, pero también a los mejores corredores ganar premios millonarios: hoy ha terminado el Grand Prix, con una bolsa para el ganador de casi un millón de dólares, concretamente 830.000 euros.

La mecánica del keirin es sobradamente conocida para los lectores de TrackPiste, aunque en Japón hay algunas diferencias, como la colorida imagen de cada uno de los nueve ciclistas –seis compiten en las competiciones UCI-, conducidos por otro piloto en bici –en vez de esa derny que conocemos en el ciclismo internacional-. En el camino se bloquean y empujan entre sí, chocando con las cabezas, incluso con el cuerpo: es curioso, ya que la grafía japonesa de keirin significa “anillo, rueda", pero también “batalla”.

Pero poco a poco las diferencias se están reduciendo. Primero, por la presencia cada año de un puñado de ‘pistards’ –entre los que han estado los españoles David Cabrero, José Antonio Villanueva y José Antonio Escuredo-, a los que les vale de poco su prestigio internacional, ya que tienen que superar el curso para obtener el ‘carné’, en la Escuela Keirin de Japón, junto al velódromo olímpico de Izu. Y luego, por lo que supone la celebración de los Juegos Olímpicos, el próximo mes de agosto, lo que está haciendo que ciclistas procedentes del keirin japonés Yudai Nitta o Yuta Wakimoto, y otros sin esa experiencia, como Tomohiro Fukaya, hayan alcanzado el éxito en las competiciones UCI.

En "Keirin: War on Wheels. Inside Japan's Cycling Subculture", Justin McCurry, el corresponsal de The Guardian en Japón y Corea, explora Japón desde una nueva perspectiva fascinante. Sus encuentros con apostadores, expertos, veteranos y novatos revelan partes de la sociedad y la psique japonesas que rara vez se examinan, aprendiendo lecciones sobre el país y la cultura que van mucho más allá del ámbito deportivo.

Un libro que puede ser un excelente regalo estas Navidades, sobre todo en este año olímpico, aunque no esté disponible hasta febrero y, de momento, solamente se pueda leer en inglés.

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