Historia de la pista en los Juegos Olímpicos (IV): Tres oros para el italiano Verri, rey de los 'borrados' Juegos Intercalados de Atenas

Cuarta entrega de nuestra serie sobre la historia del ciclismo en pista en los Juegos Olímpicos, con una edición ‘desconocida para el gran público, ya que fue injustamente ‘borrada’ del historial de los Juegos. En todo caso, sirve para ratificar la importancia de nuestro deporte en el olimpismo, recordar a los grandes protagonistas en los velódromos que han acogido las distintas ediciones de los JJOO… y para entretenernos un poco en estos días de confinamiento. 

Primer desfile olímpico. Foto Wikipedia 
Tras el éxito de los primeros Juegos Olímpicos, Grecia intentó convertirse en la sede permanente de los mismos, algo que chocaba con la idea de universalidad que propugnaba Pierre de Coubertin, aunque al final se decidió que los Juegos Olímpicos Intercalados que tendrían lugar en Atenas por primera vez en 1906 y posteriormente en 1910, 1914… es decir, dos años después de cada edición habitual de los JJOO. Sin embargo, solamente se celebraría la primera edición debido a las Guerras Balcánicas y a la I Guerra Mundial, lo que supondría el final de la pretensión helénica.

Unos Juegos, los de 1906, que fueron ‘borrados’ incomprensiblemente por el propio Coubertin -es decir, los resultados no son reconocidos como oficiales- y que se quisieron oficializar muchos años después, en 1948, con una Comisión que lo estudió y finalmente lo rechazó, aunque muchos historiadores olímpicos consideran que fue una decisión injusta, arbitraria… y de desaire a Grecia. Paradójicamente, esos Juegos Intercalados salvaron el proyecto olímpico tras las ‘ferias’ de París y San Luis: en Atenas se celebró por primera vez un desfile olímpico y se contó con una villa para los atletas.

Los Juegos se celebraron del 22 de abril al 2 de mayo, y como los de 1896 fueron inaugurados por el rey de Grecia, Giorgis I, y contaron con 841 participantes de 22 naciones, entre las que no estuvo España a pesar de que el comité organizador subvencionó al Comité español.

Verri, en 1913. By Agence Rol - Bibliothèque nationale
de France, Public Domain,
En el caso del ciclismo, una prueba de carretera y cinco de pista en el mismo recinto que en 1896, el velódromo Neo Phaliron, un recinto de 333,3 metros no muy del agrado de los corredores por su escaso peralte que vio competir a 45 pistards de 11 países, entre los que sobresalió el italiano Francesco Verri, ganador de tres oros, en velocidad -de forma muy ajustada sobre el británico Bert Bouffler, ¡en el intermedio de un partido de fútbol!-, de la contrarreloj, sobre una vuelta, en la que fue necesario el desempate para completar el podio -, con Herbert Crower, plata, y los 5.000 metros, esta vez de forma clara. Pese a sus éxitos, el transalpino no volvió a brillar en ninguna otra competición ciclista.

Gran Bretaña se llevó las otras dos pruebas. Por un lado, la velocidad tándem -2.000 metros-, una prueba que llegaría a convertirse en una de las clásicas del programa olímpico, con Johnny Matthews y Arthur Rushen, que nunca habían montado juntos y sorprendieron a los favoritos alemanes, los hermanos Bruno y Max Goetze, que solo pudieron ser segundos. Por otro, la prueba de 20 kilómetros, donde se impuso Billy Pett sobre el francés Maurice Bardonneau, prueba en la que los participantes podían llevar un ‘marcapasos’, en forma de moto o tándem y fueron precisamente los nuevos campeones olímpicos los que ‘guiaron’ al futuro campeón.

Con nuestro profundo agradecimiento a Fernando Arrechea, el máximo conocedor en España de la historia del olimpismo, por su información para escribir este artículo.


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