Secretos de la foto-finish, un sistema con bastante desconocimiento

Cada cierto tiempo, surge algún final en carretera que debe ser resuelto con la ayuda de la foto-finish, como lo sucedido el domingo anterior en la Amstel Gold Race con Wout Van Aert y Tom Pidcock. Es cierto que se tardó algunos minutos, con el lógico nerviosismo entre los implicados y una prensa que está (estamos) muy mal acostumbrada a tenerlo todo al instante, pero todo ello sería fruto de las deliberaciones, porque el sistema sí da los resultados de forma inmediata, es absolutamente fiable y casi siempre da una solución válida.

Y decimos casi siempre porque aún está en el recuerdo de todos el desenlace del Mundial sub23 de Melbourne 2010 cuando la fotofinish -al lado- fue incapaz de determinar a qué corredor le correspondía subir al podio junto a Michael Matthews y John Degenkolb, ya que la grabación fue no detectaba la más mínima diferencia entre Taylor Phinney y Guillaume Boivin, por lo que recibieron sendas medallas de bronce. También se suele recordar el caso de una llegada en el Tour de Francia 2017 cuando Marcel Kittel superó a Edvald Boasson-Hagen por una diferencia que se estimó en 0,0003 segundos. Y es que la foto-finish, aunque se plasme en una imagen, refleja diferencias de tiempo y no de distancia.

Estas circunstancias son propicias para que se publiquen reportajes que intentan explicar lo que es la foto-finish, un sistema sobre el que hay bastante desconocimiento y con numerosos errores de concepto, que se inventó en las carreras de caballos, donde las apuestas requerían una fiabilidad que avalara los resultados y evitase las manipulaciones. Atletismo y ciclismo son los deportes en donde este sistema tiene actualmente un mayor uso y popularidad, pero no los únicos.

Ernesto Domenech, responsable de Edosof, una de las empresas punteras de cronometraje y foto-finish a nivel nacional en carretera y prácticamente la única en pista, nos explica cómo funciona el sistema, por analogía a una cámara fotográfica. “En una cámara normal, haces una foto de lo que ves por el visor, con mayor o menor amplitud dependiendo de la lente. Es un fotograma, una imagen estática. Con la foto-finish, la amplitud la reduces a una distancia de milímetros, justo lo que es la línea de llegada. Y en vez de hacer una foto estática, haces miles en un segundo, normalmente entre 2.000 y 2.300. Todas esas imágenes se juntan, por decirlo así, en una sola grabación, en la que ves el momento de la llegada de todos los corredores, no la posición que ocupaban cuando entraron los primeros, como algunos creen. Por eso no hay una línea de llegada en la foto, que es algo que suelen preguntar los profanos; cada corredor muestra su propio momento de llegada a la línea”.

El sistema se completa con las famosas líneas rojas que se superponen en la imagen, y que son las que sirven para determinar la posición y las diferencias en tiempo entre los distintos ciclistas. Y es que no debemos olvidar que es la tangente a la parte delantera de la rueda delantera la que determina el orden.

Un elemento muy característico de las imágenes que aparecen en la foto-finish es la deformación de los corredores, que se debe a la velocidad con la que llegan. “Normalmente trabajo entre 2.000 y 2.300 fotogramas por segundo, porque es suficiente, aunque en lugares donde se llega a más velocidad es necesario subirlo, lo mismo que bajarlo cuando es un puerto y por lo tanto se llega más lento. El sistema va a funcionar igual, pero si trabajas a poca velocidad –respecto a la de los corredores- te van a salir más comprimidos y si lo haces a mucha, más estirados”. De ahí que muchas veces la diferencia de ‘tamaño’ de un corredor u otro sea simplemente la mayor o menor velocidad a la que llegan a la meta. Hoy en día hay cámaras que pueden llegar a 10.000 fotogramas por segundo, “aunque lo normal es que no pasen los 3.000”. El sistema que usa Domenech –FinishLynx- es el más habitual en ciclismo, aunque también hay otros dos fabricantes de cámaras con bastante uso, como son Alge y Timetronic.

En ciclismo en carretera, el sistema se complementa con el chip o transponder. “Es un medio que te registra el orden y el tiempo, pero no tiene una muestra física. Además, al ir en la horquilla, no en todas las bicicletas es igual, puede variar unos centímetros. Por el contrario, la foto finish es un soporte que se puede enseñar, que es para todos igual y que también sirve para ver las diferencias entre grupos, cuando hay que ‘picar’ segundos”, ya que el tiempo se determina entre la rueda trasera del último corredor y la delantera del primero y eso no es posible determinarlo con el chip, pero sí con la foto-finish. En las carreras importantes suele instalarse este sistema también en puntos intermedios, como sprints especiales y puertos de montaña.

Domenech desmiente el mito de que las imágenes hay que guardarlas. “Yo suelo hacerlo para mí, pero de cara a una reclamación hay un tiempo limitado tras la llegada”. También indica que el uso de dos cámaras “depende del organizador; si me las pide, lo pongo, pero con una suele ser suficiente. La segunda solamente sería por si hay algún fallo, que no es la normal”. Y finalmente respecto a la colocación, “lo importante es que esté bien alineada con la recta de llegada. Si se sitúa dos centímetros antes o después no es lo ideal, pero no beneficia o perjudica a nadie”.

Tres sistemas en los velódromos

En los velódromos, este sistema no es exactamente el mismo que en carretera, pero sí muy similar. Y desde luego, igual de necesario. Itmar Esteban nos manda esta imagen -inferior- en la que se apenas se aprecia diferencia entre él y el italiano Francesco Ceci –“debí ganar por un milímetro”- y recuerda también que “en una manga de velocidad con Tournant de por medio, se tuvo que repetir porque era imposible determinar quién había ganado, incluso con la foto-finish”, algo que también confirmaba Domenech.

En las competiciones en pista, el sistema de control tiene un tercer elemento, la banda de cronometraje. “La foto-finish se usa principalmente para las llegadas en grupo, para determinar el orden en pruebas como keirin, scratch o en los sprints intermedios de la puntuación. Por otro lado, la banda es para las pruebas cronometradas, como las persecuciones o el kilómetro”, explica Domenech. Por ello la diferencia que hay entre los distintos puntos de la rueda que se usan en cada uno de ellos –la tangente de la parte delantera en la foto-finish y la parte inferior al ‘pisar’ la banda- no es relevante al tratarse de pruebas distintas. La ventaja de poder mover el punto de referencia con la foto-finish es importante en una prueba como la eliminación donde es la rueda trasera y no la delantera la que determina el ciclista que debe abandonar.

En cuanto al chip, “solamente se usa en pruebas importantes y sobre todo para las retransmisiones televisivas, para tener de forma inmediata los tiempos o los resultados de los sprints, pero no es el sistema oficial”, que sigue siendo la foto-finish. De ahí que a veces pueda haber un pequeño decalaje entre los distintos tiempos.

Aparte de ese uso referido, Domenech nos indica que “también se suele usar en las persecuciones por equipos, donde es la rueda delantera del tercer corredor la que determina el tiempo final”. Por el contrario, la utilización de la foto-finish, que también se recomienda para los relevos de velocidad por equipos y para establecer si un ciclista adelanta a la derny antes de que abandone la pista, le parece innecesario, “porque con la cámara de vídeo del juez árbitro debe ser suficiente”.

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