El trío femenino de Alemania, formidable con un triple récord mundial; Países Bajos, en su gran línea, y Fidanza remata en un final inesperado

Alemania, festejando su oro y su récord del mundo. Foto: UCI/SWPix

Sin duda, el trío de velocidad por equipos femenino de Alemania ha sido el protagonista de la primera jornada de los Mundiales, que se celebran hasta el domingo en Roubaix (Francia). Y es que Pauline Grabosch, Emma Hinze y Lea-Sophie Friedrich no solo ganaban el título como trío -en Berlín las tres subieron al podio, pero en competición por dúos-, sino que batían por tres veces, una vez en cada ronda, el récord que había establecido Países Bajos la semana anterior en el Europeo de Grenchen.

En la clasificatoria, con 46:511 mejoraban el registro neerlandés, de 46:551, aunque en la hoja de resultados siguiera figurando el primer récord, el de las rusas en el Europeo de 2020; en la primera ronda, bajaban hasta 46:358 y en la final, a 46.064, donde sacaron siete décimas (46.718), a una Rusia -mejor dicho, aquí con Federación Rusa por la sanción de la AMA-, que alternó en las distintas series a Natalia Antonova, Yana Tyshchenko, Daria Shmeleva y Anastasiia Voinova, pero que no pudo plantar cara a las potentes germanas.

Esta vez, a Países Bajos le bastó con tres velocistas. Foto: UCI/SWPix

El bronce correspondía a Gran Bretaña (Sophie Capewell, Blaine Ridge-Davis, Millicent Tanner y Lauren Bate), sin problemas para batir al trío japonés que se encontró inesperadamente en la final B, ya que Canadá, pese a haber hecho mejor tiempo, era relegada por un relevo irregular.

Por su parte, Países Bajos conseguía su cuarto arco iris consecutivo, y esta vez sin necesitar un cuarto hombre. Roy Van den Berg, Harrie Lavreysen y Jeffrey Hoogland subían a lo más alto del podio tras batir a una Francia que en pocos años puede volver a estar en lo más alto, dada la juventud y progresión de Florian Grengbo, Sebastien Vigier y Rayan Helal, aunque en la final les separase casi medio segundo (41.979 a 42.550). Alemania (Stefan Botticher, Nik Schroeter, Joachim Eilers y Marc Jurczyk) completaba el podio, tras batir a Rusia: 43.141 a 43.717. Una Rusia que había dejado en primera ronda fuera de las finales al renovado equipo británico por apenas 15 centésimas.

Para el trío español, con Alejandro Martínez, Juan Peralta y Ekain Jiménez, un resultado por debajo de lo esperado, ya que los 45.460 sólo le supusieron la undécima plaza en la clasificatoria, sin poder pasar a la siguiente ronda, como era el objetivo.

Fidanza, saboreando su triunfo. Foto: UCI/SWPix

Antes del desenlace de estas finales, Martina Fidanza lograba su primera medalla mundialista y además de oro en un scratch que le va como anillo al dedo, y en el que ya había logrado el triunfo en el Europeo de 2020 o en los Juegos Europeos de Minsk, un año antes. Pero lo que no podía esperar es haberlo logrado de la forma en la que lo consiguió, en una carrera sin ningún ataque, y con sólo algunos ‘amagos’ en las últimas vueltas.

Uno de ellos fue el de la húngara Johanna Borissza, a falta de unas cinco vueltas, que propició que se adelantara la italiana. Sin que nadie les siguiese, Fidanza se vio con unos metros de avance sobre el pelotón, como le sucedió a Jason Kenny en el keirin olímpico. Apenas dudó unos segundos, antes de lanzar su tremendo ataque, con una potencia inusitada… y con la pasividad del pelotón, que se limitó a esprintar por la plata, donde Jennifer Valente fue superada in extremis por la neerlandesa Maike Van der Duin. Para Tania Calvo, tras estar bastante atenta en la primera fase de la carrera, la undécima posición final.

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