Reserva de la cuarteta campeona en los Juegos Olímpicos de Tokio -en un equipo donde alguno tenía que quedarse fuera, ya que hay bastantes más candidatos que plazas-, pero desquitándose con el título mundial en Roubaix, Liam Bertazzo se encuentra en estos momentos sin equipo.
Tirando de la cuarteta italiana en Roubaix. Foto: Federciclismo
La desaparición como conjunto profesional del Vini Zabù le ha dejado sin equipo, y aunque el corredor de Padua -de 29 años- confía
en encontrar equipo, la situación no es fácil, aunque atesore un amplio
palmarés, como subcampeón del mundo de madison en 2015 y como doble
medallista de bronce en la persecución por equipos en 2017 y 2018, antes del ‘arco
iris’ el pasado mes de octubre. En carretera, ha sido profesional desde 2015,
siempre en la misma estructura con las distintas denominaciones que ha tenido,
y con la que ha estado presente en dos ediciones del Giro de Italia (2016 y 2018), ganando también una etapa y la clasificación final
del Tour de China 1 en 2017.
“De momento hay poco que decir, para 2022 todavía no he encontrado un hueco,
pero no es la primera vez que me lleva tanto tiempo para firmar un contrato,
ya que a veces he firmado contrato a finales de noviembre o principios de
diciembre y, por tanto, esta situación no me asusta. Estoy tranquilo y
concentrado, he retomado los entrenamientos y estoy motivado para la próxima
temporada. Sé que he demostrado mi valía”, indicaba en una entrevista enTuttobiciweb.
La Gazzetta dello Sport se refirió a un posible interés de Eolo Kometa por
Bertazzo, aunque otros medios han dicho que está opción ya está descartada.
En todo caso, hay que reseñar que la propia Federciclismo también se ha sumado
para ayudar a su corredor, ya que no quieren perder una pieza importante para
su proyecto de pista. “Ha habido muchos
rumores sobre mis posibles aterrizajes en equipos, pero puedo confirmar que no
hay nada concreto y avanzado”.
Una situación que guarda bastante paralelismo a la que vive en España
otro campeón del mundo como Sebastián Mora, aunque desgraciadamente se vive
de forma muy distinta en lo que respecta al castellonense.
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