Inesperado pero destacable bronce de Alejandro Martínez para España el día del récord de Filippo Ganna y de la emoción de Mathilde Gros

Martínez, con su bronce. Foto: Fed. Española
Aunque sin duda el gran momento de la tercera jornada fue cuando Filippo Ganna se imponía en la persecución con ese nuevo récord del mundo (3:59.636) y el más emotivo, la victoria de Mathilde Gros en la velocidad, confirmando -por fin- todo lo que apuntaba desde que era junior, para España no resulta menos destacable esa medalla de bronce de Alejandro Martínez en el kilómetro, por lo que significa de culminación del trabajo del alicantino con su equipo técnico durante muchos años, sin necesidad de proyectos de rendimiento que no convencen a nadie.

Ya por la mañana se vio que iba a ser un torneo de altísimo nivel, puesto que para entrar en la final fue necesario bajar del minuto. Martínez tuvo que realizar su mejor marca personal (59.938), siendo el primer español en lograrlo, por debajo de Hodei Mazkiarán (1.00.069) desde hace ya nueve años, aunque en la tabla federativa siga figurando como récord oficial el de José Antonio Escuredo (1.01.945), con casi 27 años. El alicantino era octavo pero el hecho de que desde el segundo hasta él apenas hubiera medio segundo abría un amplio abanico de posibilidades. Ni que decir que Hoogland apabullaba en la clasificatoria, con 58.294.

Y como octavo era el primero en salir, mejorando su marca matinal (59.871), aunque tocaba esperar. Pero según iban saliendo sus rivales, ninguno superaba su marca y además se iban por encima del minuto. Tan sólo Maximilian Dornbach volvía a rodar por debajo del minuto, pero por encima del español (59.984). Quedaban los tres mejores y se necesitaba que al menos uno fallase para entrar en el podio. No lo hizo el campeón continental, Melvin Landerneau (59.568), ni tampoco lo iba a hacer Hoogland, con un sensacional 58.106, pero entre medias el italiano Matteo Bianchi se iba a 1:00.012, dejando su lugar en el podio al español, con el francés como plata. Y es de esperar que, por fin, la sensacional e histórica marca sea homologada como récord, algo que no han tenido tanta suerte otros muchos españoles.

Esto contaba en el Twitter de la Federación Española:


Ganna demustra sus ambiciones y Milan le secunda

Ganna y Villa, preparándose para el récord. Foto: UCI Track
Por su parte, la persecución masculina estuvo marcada no sólo por los nueve corredores por debajo de 4:10, sino sobre todo por un Ganna que demostraba sus ambiciones con el segundo mejor tiempo de la historia (y el mejor a nivel del mar), 4:00.693, pero con un Milan que con 4:03.012 establecía la quinta marca de la historia, mejorando en dos segundos su mejor tiempo, y demostrando lo que tantas veces ha dicho ‘Pippo’, que hace mejores tiempos que él a su edad.

La final se presentaba como un reto para el flamante recordman de la hora, de ir a bajar de 4 minutos a nivel del mar y ‘arreglar cuentas’ con Lambie. No tenía nada que perder si no lo lograba y petaba, en el peor de los casos Italia se haría con dos medallas, en el orden que fuese; en el caso intermedio, lograría algo que nadie ha conseguido, un quinto ‘arco iris’ en persecución. Y en el mejor, entrar en la historia nuevamente, como así fue. Con su durísimo desarrollo tardó en entrar en carrera con Milan llevando la delantera: era lo previsto: a partir de los 2.500 metros ya estaba por delante y en el tercer kilómetro, en tiempos de récord, para terminar en 3:59.636, mientras que su pupilo repetía registro (4:03.790), ante el delirio de la ‘squadra azzurra’.

Para Dan Bigham y Ivo Oliveira, la consolación de luchar por el bronce aun estableciendo también sus mejores registros y los récords nacionales de sus países (4:05.181 y 4:06.704), aunque por la tarde el portugués dejaba sin podio al británico, Muy igualados hasta mitad de carrera, Oliveira se destacaría en el último kilómetro, para acabar en 4:08.738 por 4:09.956 del ingeniero de INEOS.

Gros, sentando su triunfo. Foto: UCI Track

En cuanto a Martorell, 4:17.499, lo que le suponía el puesto 16 y un registro lejos de la plusmarca nacional que estableció el pasado año, que esperábamos que pudiera batir nuevamente… aunque es algo que terminará por caer.

La confianza de Gros se traduce en un oro

El tercer momento fue el oro de Mathilde Gros, al derrotar en el desempate de la semifinal a Emma Hinze y sin necesidad de él a Lea-Sophie Friedrich. La francesa, que ya demostró su buen momento en la víspera al marcar el segundo tiempo en los 200 metros, cedía en el primer enfrentamiento ante Hinze, pero en el segundo se imponía claramente, con lo que le suponía de ‘porción adicional’ de confianza para rematar la que ya tiene con Gregory Baugé como entrenador y delante de su público. Ganó sin problemas el desempate y no dio ninguna opción a Friedrich en la final. Hinze, ganando también en dos mangas a Laurine Van Riessen, remataba el podio.

Pasando al ómnium femenino, dominio desde el principio de la campeona olímpica Jennifer Valente, tras ganar scratch y eliminación, y llegar a la puntuación con ocho puntos de ventaja sobre Maike Van der Duijn, vencedora de la tempo. Allí no sólo no dejó que nadie la sorprendiera sino que mostró su liderato en los momentos claves, mientras que la neerlandesa también mantenía su segundo lugar (118 a 109). Tan sólo la tercera plaza presentó una cierta batalla, ya que había tres ciclistas en dos puntos que podían aspirar al bronce, aparte de alguna que viniera ‘desde atrás’, lo que no sucedió. No hubo muchos momentos en esa batalla -ni siquiera el sprint final-, aunque Maria Martins terminaría adelantando a Mages Coles-Lyster y a Anita Stenberg, terminando con 99, 97 y 96, y completando el podio

Los tres mejores de la puntuación. Foto: Belgian Cycling
Eukene Larrarte mostró algunos detalles, pero no tuvo continuidad ni un gran momento: 14 en el scratch, 17 en la tempo y 15 en la eliminación, lo que le permitió subir hasta el puesto 15 en la puntuación, en una clasificación con poco margen de mejora, pero desgraciadamente si de ceder alguna plaza, como así le sucedería: decimoséptima, con 34.

Por último, la puntuación, sin presencia española, en la que Yoeri Havik plasmaría con tres vueltas ganadas su presencia en todos los momentos clave de la carrera, sin que hubiese un líder dominante, sino distintas alianzas para ganar vueltas en la que el neerlandés fue el más activo. Con 76 puntos, llegaba al último sprint como ganador virtual, en el que Roger Kluge se imponía para saltar hasta la plata (67), con el belga Fabio Vandenbossche (64) como bronce, tras ser el que más protagonismo tuvo en los sprint. El neozelandés Corbin Strong perdía el podio en este final (62), con el británico William Perret, el que estuvo en los momentos más oportunos, sin poder mejorar el quinto lugar (61).

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