La segunda edición de la UCI Track Champions League, un rotundo éxito, pero con algunos aspectos susceptibles de mejora en 2023

Después de que, durante los últimos cuatro sábados, mi jornada vespertina haya estado marcada por la UCI Track Champions League, esta tarde me voy a quedar un poco vacío. Y no es algo que me pase sólo a mí, sino a numerosos aficionados para los que la UCTL se ha consolidado como una de las principales competiciones de este deporte y más cuando la emoción ha estado a la orden del día y hasta el final en las cuatro categorías, cuya denominación se ha 'anglificado' en exceso: puedo entender que el término sprint esté sustituyendo al tradicional de velocidad, como consecuencia de la mundialización; pero no me gusta nada que se use la traducción literal de endurance, resistencia, para referirse a las pruebas que siempre se han conocido como fondo.

Los cuatro campeones de 2023. Foto: SwPix/UTCL

Pero volviendo a lo deportivo, se puede calificar esta segunda edición como un rotundo éxito, aunque como suele suceder con todo lo que me interesa, no me resisto a desmenuzar, desde un punto de vista crítico pero constructivo, algunos aspectos de la nueva competición con el objetivo de que pueda ser mejorada en 2023.

Lo mejor, el duelo Lavreysen-Richardson

Desde mi punto de vista, lo más positivo ha sido ese duelo entre Harrie Lavreysen y Matt Richardson. Y aunque mis pronósticos y mis simpatías iban con el neerlandés, siempre es bueno la aparición de nuevos ídolos que fomenten la revalidad… y más si superan a los ‘Dioses’. Para todos aquellos que piensan que las grandes estrellas de los velódromos son los fondistas de la carretera -los Filippo Ganna, Elia Viviani, Ethan Hayter, Benjamin Thomas y compañía- no está de más recordar que la velocidad es la esencia de la pista. En féminas, en cambio, la eclosión de Mathilde Gros en la velocidad no ha estado acompañada del dominio en el keirin ni de una verdadera rival, como podría haber sido cualquiera de las dos alemanas, Emma Hinze o Lea-Sophie Friedrich, si no hubieran causado baja por motivos diferentes, cansancio y enfermedad.

Pero es verdad que en el fondo, y aunque se han producido situaciones que han llevado la emoción hasta el último minuto, no se puede dejar de pensar en las ausencias de algunas de esas grandes estrellas, perfectamente comprensibles, pero que a todos nos gustarían que se paliasen. En féminas, con Katie Archibald y Jennifer Valente por encima de todas ¿qué hubiera pasado de estar corredoras como Lotte Kopecky, Clara Coponni, Amalie Didericksen o Elisa Balsamo? Por supuesto que en hombres la situación se agrava, aunque -insisto-, el protagonismo de los Sebastián Mora, Claudio Imhof, Mark Stewart y compañía nos ha mantenido el interés hasta el final.

"Las invitaciones no están en el ADN de la competición"

Peruzzi, a la izquierda de la imagen, con ocasión del anuncio
de la creación de la competición, en 2020. Foto: UCITrack

Desgraciadamente atraer a los ‘ruteros’ es casi imposible, como desvelaba el coordinador de pista de la UCI, Gilles Peruzzi, en una entrevista con Direct-Velo antes de la cita inaugural de Mallorca, “aunque no nos vamos a rendir”. El descanso post-temporada o los compromisos de los profesionales con sus equipos, aunque no estén en temporada de competición, limitan estas presencias. Eso sí, el futuro no pasa porque algunas de las grandes estrellas puedan ‘saltarse alguna prueba –“Viviani quería hacer la Champions, pero con la condición de poder saltarse la ronda de Berlín y pidió una exención, pero las invitaciones no están en el ADN de la competición”-, ni mucho menos una duración más limitada en el tiempo: “Ir a dos mangas por semana es impensable para la recuperación de los corredores y queremos crear el momento fijado en la cabeza de la gente, la tarde del sábado de 19 a 21 horas”, aunque en realidad las sesiones no han durado dos horas, sino casi tres, y más de cuatro con todo el programa televisivo. Y no nos ha importado, más bien al contrario.

Precisamente esta estructura es la que hace poco viable a corto plazo que la UTCL salga de Europa, ni que aumente el número de pruebas, aunque no hay que olvidar que 2023 es un año especial, con un amplísimo periodo ‘vacío’ entre la celebración del Mundial, a principios de agosto, y el siguiente gran evento, el Europeo de 2024, en febrero. No olvidemos tampoco que en el calendario, hay hasta ocho fechas ‘reservadas’, desde el 21 de octubre hasta el 8 y 9 de noviembre.

La puntuación no cabe en un programa corto y espectacular

Los 72 participantes de la presente edición, en la foto oficial
de Mallorca. Foto: SwPix/UTCL

Otra de las cuestiones es el programa, sobre todo el de los fondistas, ya que el de los velocistas se ha demostrado bastante apropiado, a pesar de que sea muy exhaustivo para los mejores y demasiado reducido para los primeros en caer. La puntuación previa ha servido para que la tarde tenga la suficiente intensidad, aunque la prueba merecería un poco más de difusión, ya que no ha aparecido ni en los resúmenes televisivos, ni siquiera en la web que recoge las clasificaciones de la Liga.

Los verdaderos aficionados, los de siempre, preferiríamos tener una puntuación -que bien explicada no resulta tan difícil de entender- en lugar del scratch pero parafraseando a Peruzzi, “no está en el ADN” de la competición, que quiere mantener ese carácter corto y espectacular. Y lo entiendo perfectamente.

Eso sí, lo que no admito es que haya mucho advenedizo-oportunista que venda la UTCL como el único futuro posible para esta disciplina, en contraposición al ciclismo en pista clásico, que aprovechan para tachar de obsoleto, casi de reliquia. Me niego en redondo: la Champions debe ser una iniciación, que dé luego paso a esa pista ‘tradicional’, que tiene muchos atractivos ‘per se’ y que también se deben promocionar para un mejor conocimiento y difusión. Y si es con la ayuda también de las nuevas tecnologías, que en esto de la UTCL aún tienen mucho más que ofrecer, mejor que mejor. Y esto es algo que no es nuevo, sino que lleva muchos años sucediendo: que la pista parezca algo incomprensible en un inicio… y te termine enganchando.

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