Anquetil y el récord de la hora (I): Tres intentos para superar a Coppi

En estos días en los que el Tour de Francia copa la actualidad ciclista, recordar la figura del mítico Jacques Eugene Ernest Anquetil es casi obligado, al ser el primer pentaganador de la ‘grande boucle’, gracias a sus sensacionales dotes de contrarrelojista, lo que le valió el sobrenombre de ‘Monsieur Chrono’, y a su habilidad la renta conseguida en las cronometradas ante los ataques de los escaladores, por lo que se le conoció como ‘Maître Jacques’.

Portada de Miroir du Sprint antes 
de su primera tentativa. Pinterest
Esas cualidades de rodador tenían que llevarle mucho antes de sus éxitos en la gran ronda gala a afrontar el récord de la hora. Desde que pasó a profesionales a finales de 1953, sin haber cumplido aún los veinte años, y ganó el otrora prestigioso Gran Premio de las Naciones, la plusmarca de Fausto Coppi, conseguida 21 años antes estuvo en su punto de mira, ya que siempre pensó que los 45,848 km. estaban sobrevalorados.

Dado que fue hace escasos días -el pasado jueves, 29 de junio- cuando se cumplieron 67 años de su récord, nos lleva a tener este recuerdo con el normando, aunque superar la marca del ‘campionissimo’ no fuese tan fácil como pensaba. De hecho, no fue hasta el tercer intento cuando lo consiguió.

La primera vez que lo intentó fue a finales de 1955, el 22 de octubre, y como no podía ser de otra manera en aquellos tiempos, en el mítico Velódromo Vigorelli de Milán. Una salida rápida que auguraba lo mejor, pero que le llevó a perder comba y a quedarse lejos, a 623 metros, del récord de Coppi (45,225 km.).

No cejó en su empeño, y a comienzos del verano siguiente lo afrontó por segunda vez, en el mismo escenario. Y como en la tentativa anterior, salió demasiado rápido, pulverizando los parciales del transalpino, pero acusando un cansancio que le llevaría a abandonar a los 54 minutos, cuando comenzó a ceder y vio que no sería posible obtener el récord… ese día, ya que estaba claro que no tardaría en caer.

Tal y como cuenta Paul Fournel en su magnífico ‘La soledad de Anquetil’, el francés se obsesionó en tener unas condiciones lo más parecidas a las que tuvo Coppi, a pesar de que el italiano lo hizo con una absoluta precariedad. Por ejemplo, no quería tantos sacos de arena en la pista -los antecedentes de las actuales almohadillas para evitar que rodase por debajo de la línea- y reclamó una bicicleta lo más parecida posible a la de su ‘rival’. Bianchi, el constructor italiano, se ofreció a ello, pero Anquetil tenía contrato con La Perle, que le construyó una idéntica en los escasos cuatro días que mediaron entre los dos intentos.


Con esa nueva máquina mejor adaptada a los giros en el velódromo, con tubos de acero 3/10, con tubulares de seda de 110 gramos hinchados con helio, sin la presencia del molesto viento que le acompañó entones, y con una amplia presencia de público en el Vigorelli, volvía a intentarlo. Tras un leve calentamiento, comenzaba su tentativa a las 19:13, y esta vez no salió tan rápido y las diferencias en los distintos pasos no fueron tan marcadas sobre la plusmarca vigente. Por ejemplo, a la media hora había cubierto 22,958 km. Apenas 22 metros más que Coppi. Pero el ritmo era más sostenible y a partir de los 40 minutos pudo sacar lo mejor de sus condiciones de contrarrelojista para batir no sólo a Coppi, sino para convertirse en el primer ciclista en superar la barrera de los 46 kilómetros, 46,159.

No le duró mucho a Anquetil su récord. Apenas tres meses más tarde, otro excelente rodador como Ercole Baldini lo llevaba hasta los 46,393 km., y en las dos temporadas siguientes su archirrival Roger Rivière lo batía por dos veces, para situarlo en 47,346 km. El normando siempre tuvo en su cabeza volver a meterse en un velódromo para recuperar una marca acorde con su prestigio de ‘Monsieur Chrono’, pero no fue hasta 1967, al término de una temporada no demasiado exitosa, cuando volvió a intentarlo.

Y aunque lo batió holgadamente el 27 de septiembre, con 47,493 kilómetros, 147 metros más que el precedente, el récord no sólo no fue homologado, sino que sembró serias dudas sobre ‘Maître Jacques’.

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