Coppi, el pionero del ciclismo moderno, batió el récord de la hora hoy hace ochenta años, pero muy lejos de sus paradigmas de preparación

Para Fausto Coppi, que fue el pionero en muchos sentidos del ciclismo moderno, en aspectos como nutrición, entrenamiento o masajes, el récord de la hora, que estableció un día como hoy hace ya ochenta años, fue precisamente todo lo contrario, tanto en su planificación como en su desarrollo. Aun así, consiguió el objetivo de batir el récord del francés Maurice Archambaud, que databa de 1937, aunque fuese por sólo 31 metros (45,848 a 45,817), y lo tuvo en su poder durante casi 14 años, hasta 1956, cuando un joven Jacques Anquetil, de 22 años, superó su plusmarca.

Una de las escasas fotos del récord de la hora de Coppi.
Wikimedia Commons
En 1942 Europa estaba inmersa en plena II Guerra Mundial, por lo que lógicamente las competiciones ciclistas eran prácticamente nulas. En el entorno de Coppi, alistado ya en el Ejército Italiano, pero aún sin movilizar, tuvieron la idea de afrontar el récord de la hora. Por diversos motivos, desde servirle como refuerzo moral a una situación anímica muy desfavorable -por el reciente fallecimiento de su padre en un accidente laboral, por la propia guerra, para superar una caída sufrida poco antes… - hasta para recordar que estaba ahí, como la gran figura emergente del ciclismo italiano, aunque tuviera sólo 23 años. Por ello pidió un permiso de 30 días para afrontrarlo… que sólo fueron 15. Primer revés.

Segundo revés: entrenar en el velódromo, en el milanés Vigorelli, apenas pudo, ya que estaba siendo utilizado como hospital de campaña, y solamente obtuvo permiso para usarlo el día de la tentativa, el último de su permiso. Y en carretera se le hacía complicado puesto que el racionamiento de la gasolina le impidió hacer sesiones tras moto, que consideraba necesarias para su tentativa, para mantener el ritmo necesario. Eso sí, a su favor jugaba su enorme talla de persecucionista: según William Fotheringham, en su libro ‘La pasión de Fausto Coppi’ entre 1940 y 1942 disputó y ganó una veintena de carreras de este tipo. Por cierto, fue en una de estas pruebas donde tuvo la idea su mentor y masajista Biagio Cavanna.

Finalmente llegó el día, el 7 de noviembre de 1942, una jornada soleada, aunque amaneció con niebla, y sin viento. Es radicalmente falso que Coppi batiera su récord bajo las bombas que estaban cayendo en ese momento sobre Milán. De hecho, se decidió por comenzar a las dos de la tarde porque a esa hora eran infrecuentes los bombardeos de la RAF, y menos probables aún por la niebla matinal, que sí se habían producido incluso la noche anterior: no habían dañado la pista, aunque sí la cubierta del Vigorelli. De hecho, se procuró dejar despejados los accesos a la pista por si se producía el bombardeo.

Una imagen de Coppi, en el Tour., diez años después
Foto: Wikimedia Commons Di J.D. Noske (Anefo) -
Dutch National Archives, The Hague

De todas formas, apenas hubo gente en las gradas, unos pocos trabajadores de fábricas cercanas alargando la hora del almuerzo. Coppi salió con muchas ganas y rápidamente comenzó a superar los tiempos del francés, aunque bajó el ritmo en pocos giros, perdiendo no sólo toda la ventaja a partir de la vuelta 30 -km. 12 aproximadamente, ya que la cuerda del velódromo es de 397 metros- sino que comenzó a ir por detrás: a la media hora, llevaba 22,946 km frente a los 23,007 de Archambaud.

Las últimas vueltas fueron un suplicio para Coppi, alternando momentos en los que superaba al galo con otros en los que volvía a ir por debajo, aunque al final lograse el objetivo. Los parciales mostraban tanta oscilación que incluso alguno puso en duda que fueran verídicos. No obstante, la UCI reconoció su validez algunos años después, en 1947, cuando la contienda ya había terminado, no sin bastante controversia ya que muchos de los testigos, incluyendo al cronometrador, habían fallecido.

Los que no pusieron en duda la plusmarca de Coppi fueron los gobernantes italianos, sino que además se encargaron de magnificar la gesta de un ciclista que no comulgaba precisamente con el régimen fascista, hablando de ‘la superioridad de la raza italiana’, cuando la verdadera causa fue la determinación del ‘campionissimo’ de Castellania, que poco tiempo después era movilizado al Norte de África, y confinado finalmente en un campo de prisioneros de guerra. Todo ello no afectaría su magnífica carrera en los años posteriores, cuando ganó dos Tours de Francia, cuatro Giros de Italia y un Mundial, entre otras muchas pruebas… aunque no un nuevo récord de la hora. Dice Fotherigham en su libro que en los últimos años de su carrera Coppi se lo planteó, pero entonces sus condiciones ya no eran las mejores y la nueva generación de especialistas como Anquetil, Ercole Baldini o Roger Rivière estaban ya preparados para imponer su ley… de la hora.

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