Estrellas olímpicas (XLIX): Sato, el superfrecuente apellido japonés, del que posiblemente oiremos hablar en el keirin femenino de Paris

No hace muchos días leía que el apellido Sato, que en 2008 lo utilizaban casi dos millones de japoneses, podría alcanzar una difusión del 50% en 2446 y alcanzar el 100% en 2531, según una simulación matemática, que no se si va muy en serio o es una inocentada del 1 de abril, en una campaña destinada a llamar la atención sobre la obligatoriedad de que todas las parejas casadas tengan el mismo apellido.

Sea como fuere, mucho antes de ese momento, en concreto el próximo 8 de agosto, puede producirse otra ‘Sato-ización’, como denominaban a este fenómeno, si Mina Sato -佐藤水菜-, una ciclista japonesa de 25 años, se impone en el keirin olímpico de París, para el que es una de las grandes favoritas, con permiso de la neozelandesa Ellesse Andrews, de la británica Emma Finucane, o de las alemanas Lea-Sophie Friedrich y Emma Hinze, como rivales más cualificadas.

Como ganadora del Girls Grand Prix. X Girls Keirin

Nacida en Chigasaki, una ciudad relativamente pequeña -250.000 habitantes- en la costa a una hora de Tokio, es conocida por ser la cuna del surf japonés y por su influencia hawaiana, con un gran parecido en muchos aspectos a Honolulu. Una ciudad perfecta para alejarse del estrés de la megalópolis y en donde a nuestra Sato no le dio por las olas sino por la bicicleta, cuando era una estudiante de secundaria y su máxima afición era la música y los perros.

En 2018 salía licenciada de la escuela de keirin y sus éxitos fueron bastante tempranos, hasta convertirse en una de las grandes especialistas que culminaba con el sueño de ganar el pasado mes de diciembre el Girls Grand Prix.

Sin embargo, su carrera no se centró sólo en la versión japonesa del keirin sino que en 2020 quiso probar con la internacional, gracias a las acciones de compatibilidad llevadas a cabo por Benoît Vêtu y la JCF. Y en esta modalidad su carrera ha sido también meteórica, con el subcampeonato del mundo en 2021 y 2022, aunque el último Mundial fue una decepción para ella. “Tuve algunas dudas en la carrera y no fui tan ambiciosa como otras veces”. Y es que ese carácter es su gran fuerza: "Me encanta competir desde que era joven. Cuando estaba en la escuela primaria, solía competir con los niños y nunca pensé que no podría ganar porque era una niña". Tampoco piensa que su menor estatura -1,63 y 59 kilos- sea un problema, todo lo contrario: "Ser pequeño es, en realidad, una ventaja".

Ganadora de la Copa de las Naciones de Adelaida. X UCI Track

Este año ya ha dejado impronta de su clase, ganando la Copa de las Naciones de Adelaida, aunque en Hong-Kong sólo pudo ser quinta. E incluso en velocidad cosechó una plata en la primera manga, aunque reconozca que es una prueba que no se le da tan bien.

Mientras tanto, ya está esperando “sin presión, sin sentir la más mínima ansiedad” la cita de París, la que calificaba como su próximo gran objetivo cuando ganó el Grand Prix en Tachikawa: “Aspiro a ganar el oro y regresar con orgullo a casa para el keirin femenino”.

Un orgullo doble, puesto que en noviembre fue nombrada embajadora de Chigasaki, donde espera conjugar sus dos pasiones: "Me encantaría tener un evento donde los entusiastas de las bicicletas y los amantes de los perros pudieran interactuar".  

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