La flamante recordwoman de la hora y de los 4.000 metros Vittoria Bussi lanzaba ayer un duro ataque desde su perfil de Instagram contra “todos los periodistas que me pedís disculpas estos días porque a mi empresa ‘no le han dejado tener más espacio’, porque la pieza se ha cortado a 9 líneas en lugar de 15, porque el Giro está absorbiendo toda vuestra energía y vuestro tiempo. O cualquier otra mierda similar”.
La ciclista italiana continuaba
diciendo que las disculpas deberían pedírselas "a los italianos, no a
mí. Es a ellos a quienes les estás privando de la alegría de tener los cuatro
récords en casa”, “a los muchos jóvenes deportistas que tienen miedo de no
poder hacer grandes cosas porque no tienen un equipo detrás”, añadiendo que
“las grandes cosas también se hacen en solitario, o casi”, “a los que piensan
que no tienen suficiente dinero para organizar un gran evento” o a “las
mujeres porque realmente no lo merecemos. Huele a Edad Media y a incivilidad”.
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Instagram Vittoriatires |
Utilizando un símil con el
marketing -que es parecido a esto de la comunicación, pero afortunadamente bien
distinto, aunque algunos se empeñen en lo contrario-, existe una estrategia ‘pull’
consistente en atraer al consumidor, en este caso los medios, a través de
una creación de demanda. Obviamente su récord de la hora no lo ha logrado,
a diferencia, por ejemplo, del de Pippo Ganna o, sin ir más lejos, del de su
predecesora, Ellen van Dijk.
Por ello existe otra estrategia,
denominada ‘push’, que consiste en empujar el producto al consumidor, a
través de intermediarios -lo que realmente son los medios informativos- o
incluso directamente, algo cada vez más fácil gracias a las redes sociales
y otras herramientas. Y en este sentido, las carencias de Bussi han sido absolutas.
Puedo entender que no tenga un gran equipo detrás, como manifestaba en su
alegato, pero ello no justifica que desconociésemos incluso el día o la hora
de sus tentativas, no sólo en esta, sino desde que se embarcó en
esta aventura hace ya ocho años. Y eso no es culpa de los periodistas,
que en los tiempos que corren tampoco pueden desplazarse hasta México para
seguir ‘in situ’ sus gestas, ni estar enviándole preguntas que no van a tener
respuesta.
Termina diciendo que “no lo he hecho por visibilidad, así que no te disculpes realmente”, lo cual complica aún más la comprensión de este asunto, del cual nos quedaremos exclusivamente con el altísimo valor de su ‘performance’, que es lo que cuenta… y del escasísimo de sus comunicaciones, algo de lo que otros en el futuro deberían tomar nota.
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