Velódromos en España (XII): Galapagar, un lujo pese a sus limitaciones

Después de haber conocido la semana pasada los notables velódromos madrileños desaparecidos por el fuego y la desidia, es hora de centrarnos en la realidad de las instalaciones existentes, con seis recintos muy diferentes pero que, en gran medida, cubren las necesidades actuales del ciclismo madrileño… aunque se podría mejorar.

Galapagar
El de Galapagar es, sin duda, el referente y aunque es un velódromo con limitaciones, la notable disposición del Ayuntamiento y del Club Ciclista Galapagar hacen que sea un recinto indispensable para el ciclismo en pista español. No en vano, desde que se cubrió, ha acogido siete Campeonatos de España –dos de ellos absolutos, en 2014 y 2015- y otros tantos de paraciclismo, así como ser sede habitual año tras año de distintas mangas de la Copa de España.

Construido como descubierto en 1995, sus primeros años de vida fueron bastante accidentados ya que tenía bastantes fallos en su construcción, que obligaron a una nueva inversión para que fuera capaz de acoger competiciones, llegando a albergar un Campeonato de España junior en 2004, en una Semana Santa excepcionalmente fría, por lo que siempre tendré el recuerdo de ver a los corredores tapados con mantas mientras que esperaban la ceremonia protocolaria. Aun así, la pista se caratcterizaba por un fallo de transición a la salida de un peralte –algo que ocurre en numerosos velódromos, desgraciadamente-, un ‘salto’ que nunca ha sido reparado.

Coslada
Esta razón –la climatología serrana- fue uno de los motivos para que se plantease cubrirlo, para poderle dar un mayor uso, y ahí se cometió el segundo error: no añadir un espacio para gradas, ya que con un aforo mayor podría acoger otro tipo de manifestaciones. Aun así, hay que felicitarse por tener un recinto así en Madrid y quizá lo único que le faltaría es la mejora de la pista, bien sea con una realidad poco probable de mejorar ese ‘salto; bien con el sueño utópico de usar esa madera de Camerún que permanece durmiendo en un almacén madrileño.

Mientras tanto, en estos días se está acometiendo la instalación de unas redes retráctiles que permitan aislar el espacio interior para deportes con pelota de la pista, pudiendo compatibilizar ambas actividades. Esto es precisamente lo que se reclama desde Coslada, una pista sin pretensiones ni apenas peralte de unos 400 metros, en la que las vallas que la separan del campo de fútbol son tan bajas –salvo detrás de las porterías- que convierten en un peligro rodar por la pista a los muchos chavales de la escuela ciclista de Coslada, una de las más activas y numerosas de la Comunidad de Madrid.

San Sebastián de los Reyes
Muy similar a la pista de Coslada es la de Alcobendas, en cuanto a dimensiones y características, aunque con apenas actividad de escuelas y en la que los patinadores son además competencia. Por ello, su uso se restringe al lúdico –aunque podría acoger algún evento de estas categorías de formación- sin que se demande ningún tipo de actuación por mejorar este recinto.

Y es que en esta zona se encuentra el velódromo de San Sebastián de los Reyes –éste ya con dimensiones ‘normales’, es decir, de 250 metros-, que ha sido remodelado recientemente y que también cuenta con una notable actividad, fundamentalmente por el trabajo de la UC Sanse, como en algunas competiciones.

Torrejón de Ardoz
También los orígenes del velódromo de Torrejón de Ardoz fueron complicados, ya que la construcción inicial, en los años ochenta, se hizo sobre unos terrenos inestables y las lluvias provocaron un corrimiento de tierras y la destrucción del recinto. Lo más sensato –aunque nada barato- fue acometer una segunda instalación, en otro lugar, que fue inaugurada en 1995, llegando a organizarse allí un año más tarde un Campeonato de España cadete. Se trata de una pista en un aceptable estado de conservación y que no tiene ‘competencia’ con otros deportes en la ‘pelousse’, por lo que podía tener una mayor actividad.

Y terminamos con el de Alcalá de Henares, el más antiguo de los existentes en la Comunidad de Madrid, una pista de 333 metros que llegó a vivir al menos un Campeonato de España absoluto, cuando éstos se disputaban en recintos descubiertos, concretamente en 1990 –no sé si en años anteriores, mis archivos no llegan a tanto-. 

Alcalá de Henares
El paso del tiempo se deja notar en el hormigón del suelo, con muchas grietas, aunque ninguna de ellas estructural, por lo que una mano de ‘cemento’ y de pintura podría volverle a dar bastante uso… que es lo que parece que va a tener en los próximos meses, por lo que se desprende de la actividad que están desarrollando un importante grupo de alcalaínos.

De momento no deja de ser un proyecto –del que ya iremos informando en los próximos meses-, pero el compromiso del Ayuntamiento también existe para arreglar los desperfectos y poder volver a tener actividad, en principio de promoción, aunque quien sabe si algo más en un futuro más lejano.

Con todo el agradecimiento a Juan Angel Martínez, por su colaboración en la información e imágenes de este post.

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