Un documento para descargar la responsabilidad federativa sobre los ciclistas y no el plan de trabajo integral que la pista española necesita

La Federación Española publicaba ayer “las nuevas líneas de trabajo que se seguirán con la Selección Española de Pista y en el Plan de Alto Rendimiento y Tecnificación, así como los nuevos criterios que deberán cumplir los deportistas para formar parte del combinado nacional de pista”, que se puede encontrar en este enlace.

Tania Calvo, en la pasada Copa de las Naciones de Hong Kong

Vaya por delante que, lejos de parecerme un documento que contribuya a la recuperación del ciclismo en pista en España, lo veo como una forma de descargar la responsabilidad federativa sobre los propios ciclistas para que sean los encargados por ellos mismos de conseguir los puntos necesarios para ‘entrar en la selección’ mediante su participación en pruebas CL1 y CL2, algo especialmente preocupante donde apenas existen estructuras específicas de pista que los apoyen. Que una selección nacional solo participe como tal en Mundiales, Europeos y Copa de las Naciones habla a las claras de cómo va a ser, de limitado, el proyecto federativo.

Entrando en materia, no queda nada claro para qué competiciones son los criterios de seleccionabilidad, porque obviamente si se está estableciendo para la Copa de las Naciones, resulta extraño que se pida una participación en ese evento como requisito.

Por cierto, se habla de la Copa del Mundo, que dejó de existir en 2020. Obviamente se trata de un error comprensible, pero demuestra que tampoco se ha trabajado mucho el documento, que, como viene siendo habitual en esta Federación en la que no hay una comisión de pista, tampoco se ha debatido por quienes deberían haberlo hecho, aunque algunos técnicos hayan tenido conocimiento previo.

Prioridad a la persecución por equipos... sin establecer tiempos

Lo mejor: es el técnico quien decide

Sobre los criterios en sí, no voy a entrar a valorar las marcas mínimas establecidas, ya que siempre habrá quien las considere excesivas o permisivas. Es lo de menos. Eso sí, no entiendo que se valoren ‘per se’ la persecución o el kilómetro, que no son pruebas olímpicas, y que no haya criterios para el resto de pruebas no olímpicas, las de fondo -eliminación, scratch y puntuación- donde suele haber siempre más polémica en cuanto a la selección de un corredor u otro.

Pero, en definitiva, será el técnico el que decida, a tenor de la redacción de este párrafo:El cumplimiento de uno de los criterios de seleccionabilidad da acceso a cualquier prueba que el técnico estime oportuno”. Algo que personalmente me parece correcto, ya que es quien cobra por ello, y lo más lógico de todo el documento.

Lo que sí echo en falta es que no se establezcan unos tiempos en las pruebas por equipos, especialmente en la persecución, de la que se dice en el documento que es uno de los objetivos federativos. Y es que a todos los seleccionadores les ha caído siempre el muerto de tener que justificar deportivamente lo que es una decisión de carácter económico, el no llevar a la cuarteta -femenina, principalmente, pero últimamente también la masculina-. Fijar por escrito un tiempo tope para acudir o no podría ser algo clarificador para todos. Y, por cierto, si ya has hecho el gasto de llevar a cuatro ciclistas, estos mismos pueden y deben participar en otras pruebas siempre que dispongan de los 250 puntos reglamentarios que, curiosamente, no aparecen por ninguna parte del documento, cuando es el único criterio de participación existente a nivel mundial.

Sólo tres presencias subvencionadas en CL1 o CL2

Raul García, 130 puntos de su bolsillo en Anadia. Foto: FPC

Volviendo al tema de las ayudas para participar en pruebas CL1 y CL2, tampoco voy a referirme a las cuantías, sino poner un ejemplo que pone a las claras lo que es ganar puntos. Pagándoselo de su bolsillo, Raúl García consiguió 130 en las dos pruebas en que tomó parte este invierno en Portugal: 75 por el cuarto puesto en el Trofeo Alves Barbosa y 55 por el octavo en el Trofeu Sunlive, dos notables y para nada fáciles actuaciones. Es decir, tendría que participar en otras dos pruebas más con similar rendimiento para llegar a esos 250 puntos que le permitirían participar en un ómnium en Copa del Mundo o Mundial… cuando la ayuda federativa es para un máximo de tres citas al año. Ojo, que no me parece mal que haya ayudas, pero siempre como algo complementario de una más extensa actividad de la selección.

Y unas ayudas que son exclusivamente para pruebas olímpicas. Dicho de otra forma, un ciclista joven que quiera abrirse hueco en el fondo, pero que vea que la plaza de ómnium la tiene complicada, no podrá apostar por otras disciplinas, salvo que se lo pague de su bolsillo. Y que nadie se olvide que los mejores resultados mundialistas en los últimos años se han obtenido en pruebas como scratch, puntuación e incluso eliminación. Por cierto, ¿se darán estas ayudas con carácter retroactivo a los participantes este invierno en las pruebas portuguesas o se ha esperado precisamente hasta ahora para no hacerlo?

Ayudas a cuatro organizadores

Las dos pruebas CL2 españolas en el calendario recibirán
4.000 euros cada una. Pero solo podría haber otras dos más

Por último, se habla de ayudas a los organizadores de pruebas CL1 y CL2 en 2022, cuando reglamentariamente es imposible que haya una prueba CL1 en España esta temporada, otra muestra de desconocimiento reglamentario. Y se limita el número a cuatro, cuando lo ideal es que hubiera las más posibles. Las cantidades tampoco son exorbitantes, por cierto.

En definitiva, un sistema que puede funcionar en otros deportes, donde hay una estructura y donde sobra gente de nivel y hay que ‘recortar’, no para un ciclismo en pista agonizante y que necesitaría que la Española tirase del carro de la pista en todos los sentidos, con un plan general que se ocupase de otros muchos aspectos -captación y alicientes para los corredores, creación de equipos, calendario de concentraciones, formación de un equipo técnico, creación de una comisión de pista, fomento de competiciones nacionales, participaciones internacionales, ayudas…- y debería contar con la aportación de mucha gente que está deseándolo hacer pero que no se cuenta con ellos, y no, como decíamos, de trasladar a los corredores la responsabilidad.

Y no podemos terminar sin hacer mención a la frase que aparece no en el documento, sino en la información federativa introductoria, donde se dice que la Federación ”tratará de establecer una red de colaboración con los equipos profesionales masculinos y femeninos de carretera existentes en nuestro país que permita a sus ciclistas compaginar las disciplinas de pista y carretera”, y que quieren hacer público “nuestro agradecimiento general a las escuadras por haberse mostrado receptivas a esta colaboración en los primeros contactos que se están llevando a cabo”.

Es decir, que todavía no hay nada concreto sobre un aspecto fundamental para el desarrollo de esta disciplina que debería estar desde hace muchos meses ya en funcionamiento, o por lo menos redactado y debatido. El ‘tratará’ es, por significado y tiempo verbal, bastante revelador del trabajo federativo en pro de la pista.

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