El Vélodrome National de Saint-Quentin-en-Yvelines, doblemente mundialista antes de ser olímpico, y el orgullo de la Francia ciclista

A diferencia de lo ocurrido en Rio 2016 y en Tokio 2020, la mayor parte de los participantes en París 2024 habrán tenido al menos una oportunidad de competir previamente en el recinto olímpico, en el Vélodrome National de Saint-Quentin-en-Yvelines, ya que desde el próximo miércoles hasta el domingo será la sede de los Campeonatos del Mundo de pista

Incluso algunos ya lo habrán hecho previamente, pues en 2015 fue también sede de los Mundiales, en 2016 del Europeo, y en la temporada 2018-19, de una manga de la antigua Copa del Mundo. Por no hablar de que será el escenario, el 26 de noviembre, de la tercera prueba de la UCI Track Champions League.

Proyectado dentro de la candidatura de París a los Juegos Olímpicos de 2012, la ciudad de Montigny-le-Bretonneux fue elegida como ubicación del gran velódromo francés, ubicado en la periferia parisina. Y aunque el proyecto olímpico no fructificó, la construcción del velódromo sí siguió adelante, en parte por el empeño del hoy presidente de la UCI y entonces máximo mandatario de la FFC, David Lappartient, para convertirse en una realidad el 13 de enero de 2014, cuando abrió sus puertas al público.

El alemán Ralph Schürmann, uno de los ‘tres tenores’ de la arquitectura de velódromos, fue el encargado de la construcción de la pista, dentro de un proyecto público-privado llevado a cabo por el consorcio Vélopolis, que a cambio consiguió la gestión del velódromo por un periodo de 27 años, y con un coste de unos 100 millones de euros.

La principal característica de la pista, de 250 metros y construida en pino siberiano, es su anchura, ya que no es normal que alcance los 8 metros, con una inclinación mínima de 13º y máxima en los virajes de 43º, lo que permite alcanzar velocidades de hasta 85 kilómetros por hora con total seguridad. Además, es considerada muy rápida: se estrenó con dos récords del mundo en 2015 y no sé si los veremos esta semana, pero seguro que caerán en 2024. Tiene un aforo de 5.000 espectadores sentados, con otros más de mil que pueden estar de pie.

Sin embargo, no es sólo un velódromo, es el epicentro del ciclismo francés, ya que también dispone de una pista cubierta de BMX, que no será olímpica en 2024 debido a la altura de su techo, que impide las tomas televisivas. Allí tiene su sede y almacenes la Federación Francesa de Ciclismo -2.300 m²-, una zona destinada al alto nivel con sala de musculación e instrumentos de medición específicos, así como otra de hidro-recuperación. Igualmente hay diversos espacios habilitados: oficinas, tiendas, restauración y una residencia para los ciclistas franceses.

Además, recientemente cumplió una importante labor social, ya que desde el 18 de enero de 2021 hasta el 25 de febrero de 2022, la ‘pelousse’ fue habilitada como vacunódromo, mientras que los ciclistas podían rodar por la pista. Eso sí, no se pudo celebrar ninguno de los eventos previstos, como la Champions League el pasado otoño, ni postularse como sede para el Mundial de 2021, cuando se confirmó el fiasco de Ashgabat, y se tuvo que recurrir a la vecina Roubaix. En cualquier caso, son más de 40 eventos deportivos, festivos y culturales los que se organizan cada año, tanto en el propio velódromo como en el salón olímpico que ofrece una vista panorámica durante las competiciones, pero también sirve para organizar eventos completamente independientes del ciclismo.

Eso sí, del 12 al 16 será el exclusivamente epicentro del ciclismo en pista mundial y aunque puedes seguirlo por Eurosportaún quedan entradas para ser testigo de excepción en directo.

Fotos: Velodrome National y FFC

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