'Bancos': así son los muy diferentes velódromos del keirin japonés

Aunque en básicamente el mecanismo de la carrera es la mismo, hay muchas diferencias entre el keirin japonés y el internacional UCI: selección de corredores, vestimenta o bicicletas utilizadas, así como las apuestas, el elemento fundamental para comprender esta disciplina en el Lejano Oriente.

Vista general de un 'banco'. JKA
Pero también hay otro que llama la atención a primera vista, los velódromos utilizados, y que se conocen como ‘bancos’. Mientras en el ciclismo internacional se tiende a los recintos cubiertos, con una cuerda de 250 metros en detrimento de las antiguas pistas descubiertas de 333,33 metros, en Japón también hay una reducción, pero pasando de los 500 metros, la distancia más común hace unos años, a los 400, que es la más habitual actualmente. De hecho, solo hay cuatro velódromos de medio kilómetro, Utsunomiya, Omiya, Kochi, que acogió recientemente la primera GI de la temporada, y Kumamoto, actualmente cerrado y en reforma para reducir sus dimensiones

En 2023, la Japan Keirin Association (JKA) tiene registrados 43 velódromos, incluyendo el cubierto de Chiba, de 250 metros, que no se utiliza para este tipo de pruebas, y que se reparten en ocho zonas geográficas, con el fin de facilitar una programación uniforme y sin coincidencias.

Por lo general, un velódromo no suele albergar más de una carrera GI, GII o GIII por año. El resto de su programación es una combinación de carreras FI y FII con un total de aproximadamente 70 días de carrera por año. Como promedio, hay un evento GI o GII cada mes y una reunión GIII por semana en el calendario anual.

Aparte del de Chiba y el velódromo olímpico de Izu, solo hay dos recintos más techados en Japón y que sí se utilizan en esta disciplina, el de Maebashi, que acogió el Mundial de 1990, con una distancia atípica de 335 metros, y el Kitakyushu Media Dome, el heredero del histórico velódromo de Kokura, donde se inició el keirin en 1948.

Todos los descubiertos tienen el piso de cemento o asfalto y debido a su distancia, su peralte máximo es menos inclinado que el internacional, unos 30 grados en los virajes y de 2 a 4 en las rectas, por lo que permiten una menor velocidad máxima. Y como sucede con los ‘internacionales’, pueden ser más elípticos o circulares, es decir, con rectas más o menos largas, lo cual conlleva diferentes maneras de correr.

No obstante, al ser descubiertos, la climatología influye notablemente, sobre todo la brisa marina que es un elemento indisociable de algunos como Toyama, Yokkaichi, Tamano, Beppu o Sasebo; por el contrario, la lluvia no suele paralizar la celebración de las pruebas, aunque sí la nieve, que hace que se cierren en los meses de invierno los velódromos del Norte de Japón (Hakodate, Aomori, Yahiko, Toyama y Fukui).

La distancia habitual es de 2.000 metros para los hombres, aunque para las finales de las pruebas GI aumenta a 2.400 y a 2.800 en el Grand Prix. Por el contrario, para las mujeres el estándar es de 1.600 metros (o 1.500 en los de 500). No obstante, en algunos velódromos la línea de salida está situada 25 metros antes de la meta, por lo que debe sumarse este fragmento adicional.

Vista de las líneas longitudinales. JKA
Las líneas del velódromo son muy similares a las de los internacionales, con ese ‘pasillo’ de sprinters que es fundamental a la hora de determinar las infracciones a la hora de lanzar la carrera. Sin embargo, hay algunas diferencias. Por ejemplo, se puede usar en determinados momentos la zona roja exterior para evitar colisiones, aunque no para adelantar; lo que no se puede es que el ciclista que lidera pueda rodar por encima de la línea amarilla más de dos segundos, salvo pena de explusión. Trasversalmente hay tres líneas interesantes y diferentes a lo que estamos acostumbrados: línea de 25 metros, medida desde la salida (o que coincide con la llegada en aquellos en que se adelanta la salida), que determina que se volverá a comenzar la prueba si hay algún incidente antes de pasar por ella; línea de 30 metros, antes de la meta, que servirá para dar como terminada la carrera si hay algún grave incidente posterior, y línea de contrameta, que sirve para cronometrar el tiempo de esa última media vuelta, ‘tiempo de actividad’, y que puede dar lugar a que se reduzcan los premios si el tiempo es anormalmente lento.

El velódromo suele estar separado de las gradas por una valla metálica, aunque en algunos recintos renovados es posible encontrar ya placas transparentes de policarbonato. La ubicación de ‘kantoumon’ por donde entran y salen los jugadores suele estar en la recta de meta, aunque en otros recintos cambia e incluso se puede acceder desde el interior del ‘banco’. Lo que no cambia es la existencia de cuatro torres -una en cada curva- en las que se sitúan los árbitros que pueden avisar con una bandera roja de que se ha producido una irregularidad, que será revisada en vídeo. Si no la hay, levantarán una bandera blanca.

Igualmente hay un gran poste central para retransmitir la carrera en 360 grados, tanto en el mismo velódromo como al exterior.

Clicar para más información sobre las diferentes zonas. JKA
También llama la atención la gran cantidad de operarios de mantenimiento que limpian completamente la pista entre carrera y carrera, así como la permanente presencia de camillas por si se produjera algún accidente y un corredor necesitase ser evacuado.

Teniendo en cuenta que el mayor interés comercial está en las apuestas, la entrada suele ser gratuita o bastante reducida -de 50 a 100 yenes, 35 a 70 céntimos- e incluso tenemos el caso de Nagoya en el que pagan los hombres pero no las mujeres. Eso sí, hay zonas de las gradas que tienen un coste adicional, así como las zonas VIP. Y teniendo en cuenta ese interés por las apuestas, algunos espectadores prefieren seguir las pruebas en el interior, en las salas cercanas a las taquillas de apuestas, a través de los monitores. Para los espectadores que siguen la carrera ‘en vivo’ también existe la opción de verlo a través de una pantalla gigante que suele haber en muchas pistas.

No nos olvidamos de otro elemento fundamental en los velódromos, que es la residencia de los corredores. Como ya explicaremos más detalladamente, desde el día antes de la prueba hasta la finalización de las mismas, los pilotos tienen que estar aislados del exterior, para evitar cualquier tipo de componenda que pueda influir en las apuestas. Para ello deben entregar sus dispositivos electrónicos y permanecer todo ese tiempo en el velódromo, por lo que tienen habitaciones que antes solían ser de cuatro, aunque a causa de la pandemia en muchos se han reducido a dos. Hay algunos que por restricciones de espacio alojan a sus corredores en hoteles exteriores, pero ‘vigilados’ en sus desplazamientos y aislados también en dichas instalaciones. Tampoco pueden acceder con productos como bebidas alcohólicas, alimentos crudos y dulces sin hornear, bajo pena de cancelar el contrato.

En este sentido, hay que destacar el Hotel 10, de Tamano, inaugurado el año pasado, y que permite vivir a los espectadores la experiencia en un alojamiento integrado en el mismo velódromo.

Por si queréis conocer más sobre el keirin japonés, os dejo este otro vídeo de GCN, aunque en próximas fechas seguiremos desvelando más detalles sobre aspectos como los corredores, su formación y selección, o las apuestas, así como el desarrollo de las carreras.

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