La Lieja-Bastoña-Lieja acabó nueve años en un velódromo, Rocourt

La celebración hoy de la mítica Lieja-Bastoña-Lieja, es una excelente ocasión para que L’Equipe publique un curioso reportaje sobre un hecho poco conocido por los aficionados, por lo menos por los más jóvenes: Como la París-Roubaix, ’La Doyenne’ finalizó muchos años en un velódromo, en el de Rocourt, en el centro de la capital valona.

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Nueve ediciones en la década de los sesenta y setenta terminaron allí, según encontramos en ‘Liège-Bastogne-Liège et La Flèche Wallonne’, el libro de Jean-Pierre Ropet que nos trae la historia de las dos pruebas valonas, con muchos detalles sobre este periodo. La primera vez, en 1964, con triunfo de Willy Bocklandt; la más polémica, la de 1970, cuando una maniobra de los hermanos De Vlaemick en el túnel de entrada al velódromo propicio la arrancada victoriosa de Roger y que Eric impidiera la reacción de Eddy Merckx, cerrándole, aunque esto es algo que nadie pudo ver, solo los protagonistas. La excepción, 1972, cuando se llevó la meta a Verviers.

Fue el 22 de abril de 1973 cuando Roucourt acogió la última llegada de la LBL, en un día en el que todo el mundo daba por segura la victoria de Frans Verbeek, que parecía haber sorprendido a Eddy Merckx en un sprint más largo que la propia cuerda del velódromo… aunque la foto-finish demostró que ‘Canibal’ quien se llevaba el triunfo, aunque no quedó muy claro cuál de las dos líneas pintadas era la de llegada. Era el cuarto de su serie lo que le convertía en el récordman de la prueba, y aún añadiría uno más. Un año más tarde, el final de la prueba se desplazaba al centro de Lieja, al Boulevard de la Sauvenière, buscando una mayor presencia de público. 

Por cierto, en el libro antes mencionado, encontramos el cartel anunciador de aquella última edición que vino precedida de una reunión de mediofondo tras moto, y que acompaña este texto.

También conocido como Stade Jules Georges, aunque inicialmente se le llamó Stade Vélodrome Oscar Flesch, en honor a su promotor, tenía numerosos usos, entre ellos acoger los partidos del FC Liégeois, que pasó a ser su propietario en 1937. Contaba con gradas para 40.000 espectadores y la tradicional pista ciclista circunvalando el terreno de juego futbolístico, inicialmente de ceniza, aunque tras la II Guerra Mundial se cubrió de cemento.

Este hecho posibilitó que pudiera acoger competiciones de mayor importancia, entre ellas el Mundial, por primera vez en 1950 y repitiendo como sede en 1957, 1963 y 1975, año en el que el catalán Miguel Espinós lograba la medalla de plata en la prueba de mediofondo tras moto amateur.

En 1986 fue cuando cambió de nombre, para homenajear a un ex presidente del club. Sin embargo, no duró mucho: Los diversos problemas en su estructura llevaron a su cierre y demolición posterior en 1995, aunque los daños habrían podido ser acometidos con una simple reparación: se habla de que había un trasfondo político-económico, para liberar la zona.

Pero la vida sigue. En la misma ubicación se encuentra ahora un complejo de cines Kinépolis, donde se recuerda en una cervecería la historia del FC Liégeois, que desde 1989 se llama Royal Football Club de Liège… y nada de esas nueve ediciones de la LBL, que terminará esta tarde su 109ª edición en el Quai des Ardennes.

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