Las velocistas mexicanas, en medio del largo conflicto CONADE-COM

Aunque el ex presidente mexicano Felipe Calderón las felicitaba erróneamente en Twitter como “campeonas del mundo”, la victoria de Jessica Salazar, Luz Daniela Gaxiola y Yuli Verdugo en la velocidad por equipos en la reciente Copa de las Naciones de Milton posiblemente tenga un valor muy similar, ya que ha vuelto a poner en el mapa del ciclismo en pista a las velocistas mexicanas, cuyo último momento de protagonismo fue el error en la inscripción para Tokio 2020, que dejó a Salazar incomprensiblemente fuera de los JJ.OO.

Salazar, Gaxiola y Verdugo, en el podio de Milton. Foto: UCI Track

Desgraciadamente, los aspectos políticos vuelven a primar sobre los deportivos, y el enfrentamiento entre Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) -el organismo estatal que controla el deporte- y el Comité Olímpico Mexicano (COM), personalizado en sus respectivas dirigentes, Ana Guevara y María José Alcalá, ha hecho correr ríos de tinta en la prensa mexicana de la situación de las velocistas, que han tenido que correr con sus gastos para poder competir en Canadá… y posiblemente tengan que seguir haciéndolo en las próximas citas de clasificación, los Panamericanos de San Juan y el Mundial de Glasgow.

Sergio Ramírez hace en este artículo un pormenorizado análisis de la situación y de lo que ha sucedido en el ciclismo mexicano en los últimos meses, aunque hay algunos aspectos que conviene puntualizar para que sean entendidos desde nuestra perspectiva.

Como punto de partida debemos situar septiembre de 2021, cuando la UCI sanciona a la Federación Mexicana por las irregularidades cometidas por su entonces presidente, Edgardo Hernández. Comienza un proceso electoral, vigilado tanto por CONADE como por la UCI, que se plasma en la elección de Luis Gerardo Langarica, avalado por la potente Asociación de Jalisco, su Estado natal.

Sin embargo, la UCI recomienda que se hagan otras ‘reformas’ a nivel de las distintas asociaciones -32-, ya que la mayoría presentan irregularidades, por lo que comienza a producirse una cierta tensión entre la UCI y CONADE.

Alcalá y Guevara, en una reunión oficial. Foto. CONADE

La ruptura se lleva a cabo en febrero de 2023, sin que se conozca el motivo concreto, cuando la UCI retira el control del ‘data ride’, la plataforma que permite la inscripción de ciclistas en los eventos UCI, a CONADE, y que de facto era el reconocimiento de esta entidad como interlocutor del ciclismo mexicano. Como la Federación Mexicana sigue sancionada, no queda otra solución que pasárselo al COMque hasta este momento tenía un papel secundario.

Hay que recordar en este punto que CONADE es quien tiene la responsabilidad económica respecto a los gastos de desplazamiento de las distintas Federaciones, y que el COM no tiene los fondos necesarios para hacerlo. Como ya escribimos, no les importó sufragar la presenciamexicana en Yakarta y El Cairo, y los días intermedios entre ambas competiciones. Sin embargo, a raíz del cambio en el reconocimiento UCI, el ‘grifo se cerró’. Las versiones que nos dan difieren según las fuentes, desde la rivalidad personal de las dos dirigentes hasta que CONADE ha gastado demasiado y no pude seguir sufragando al ciclismo.

Sea como fuere, la situación ha cambiado y la participación en pruebas internacionales debe cubrirse con aportaciones particulares de los interesados, que tuvieron que recurrir a la financiación por parte de sus Estados. En este caso, Salazar (Jalisco), Gaxiola (Sinaloa) y Verdugo (Baja California) están bien respaldadas por sus potentes Estados. Pero no todos los pistards mexicanos tienen ese apoyo detrás, y más cuando descendemos a categorías inferiores. ¿Quién acudirá. y en qué condiciones. al Panamericano junior de Asunción la próxima semana? ¿Y cuanto tiempo seguirá durando esta situación que no beneficia al ciclismo mexicano y más cuando las tres velocistas pueden estar en disposición de luchas por las medallas... aunque ser campeonas les quede lejos?

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