Historia de los Mundiales (VIII): San Sebastián repite ocho años después, aunque sólo pista, con un espectacular Anoeta ya cubierto

Apenas ocho años después, el velódromo de Anoeta volvía a recibir en 1973 las pruebas de pista de los Campeonatos del Mundo de ciclismo, en un evento que en esta ocasión se repartió entre San Sebastián, la pista, y la barcelonesa montaña de Montjuic, la carretera.

Sin embargo, Anoeta tenía poco que ver con el recinto de 1965, ya que había sido cubierto, dando como resultado un espectacular velódromo, en su momento uno de los mejores de Europa. Entre el miércoles 22 y el lunes 27 de agosto se pusieron en juego once títulos, los mismos que en años anteriores, con la excepción del olímpico 1972: seis pruebas para aficionados -velocidad, persecución individual y por equipos, kilómetro, tándem y medio fondo- tres para profesionales -velocidad, persecución y medio fondo- y dos femeninas -velocidad y persecución-.

España volvió a tener una amplia representación para los cánones de la época, con siete ciclistas: los persecucionistas Antonio Abad y Miguel Espinós -antes de pasarse a las pruebas ’stayer’ donde consechó sus mayores éxitos-, los velocistas Félix Suárez y José Javier Sansinenea y los mediofondistas Jaime Bordoy, Antonio Sagrera y Tomeu Caldentey.

Luchando por el podio hasta el final

Este último protagonizó lo mejor de la actuación española, en la prueba de aficionados, en la que mantuvo un gran duelo con Gaby Mineboo, aunque al final ambos lo terminarían pagando, con Caldentey en cuarto lugar y Mineboo con el bronce, el tercero consecutivo… antes de los cinco oros que ganaría posteriormente. Claro que quien ganó no era un desconocido, el alemán occidental Horst Gnas, que enlazaba su tercera victoria consecutiva, por delante de Rainer Podlesch, quien también conseguiría en años sucesivos dos ‘arco iris’. Bordoy también se clasificó para la final, pero no pudo terminarla, en un día en el que Anoeta registró un lleno hasta la bandera, con casi 7.000 espectadores.

En la versión profesional, triunfo del neerlandés Cees Stam, que repetiría en 1974 y en 1977, por delante de su compatriota Piet De Wit y del francés Christian Raymond. Una prueba que registró varias bajas de última hora -y de algunos favoritos- al establecerse por primera vez que el piloto de la moto y el corredor debían ser de la misma nacionalidad.

Como había sucedido en los años anteriores, Daniel Morelon fue el gran dominador de la velocidad, en el que sería su sexto y penúltimo título, en esta ocasión, batiendo en la final al soviético Anatoly Iablunowski… y siendo la ‘comidilla’ de la prensa española sobre por qué no pasaba a profesional, En esta otra categoría, el belga Robert Van Lancker repetía triunfo, imponiéndose en la final al italiano Giordano Turrini.

Otra gran estrella en Anoeta fue el británico Hugh Porter que lograba su cuarta medalla de oro en la persecución profesional, superando a dos destacados ruteros como Rene Pijnen y Ferdinand Bracke, mientras que la prueba amateur se saldaba con la victoria del noruego Knut Knudsen, que obtendría notables éxitos como contrarrelojista profesional, pero que no volvería a logar otro ‘arco iris’.

En lo que se refiere a las pruebas exclusivamente para aficionados, el polaco Janusz Kierzkowski obtenía el gran éxito de su carrera al llevarse el kilómetro, aunque venía avalado por el bronce olímpico en México y dos ‘top cinco’ en los siguientes Juegos Olímpicos. Por cierto, tanto en Múnich como en Montreal también formó parte de la cuarteta polaca.

Accidentada final

En esta disciplina, Alemania Occidental lograba el primero de sus tres títulos mundiales consecutivos y que rematarían con el oro olímpico en 1976, con Hans Lutz, Günther Schumacher y Peter Vonhof fundamentales en todos los triunfos, con el acompañamiento en Anoeta de Gunther Haritz. 

Sin embargo, en Anoeta, la victoria correspondió realmente a Gran Bretaña, ya que los alemanes arrollaron a un empleado que estaba retirando una almohadilla que se había movido... y el remedio fue peor que la enfermedad: todos ellos cayeron al suelo y no terminaron, por lo que la victoria correspondía reglamentariamente hablando a los británicos, que, sin embargo, renunciaron al título, aunque solamente Vonhof y Haritz pudieron subir al podio a recoger las medallas, ya que sus compañeros tuvieron que ser trasladados al hospital.

Finalmente, en tándem también se abría una serie, la de los checos Vladimír Vačkář y Miroslav Vymazal, que ganarían en los dos Mundiales siguientes, pero que no pudieron ratificarlo en los Juegos Olímpicos, al desaparecer la prueba del programa.

Y terminamos con las féminas, donde la estadounidense Sheila Young rompía el monopolio soviético, ya que llevaban quince triunfos consecutivos, todos desde que se instauró la prueba en 1958. La norteamericana, que había sido bronce en 1972, superaba a la checa Iva Zajíčková y a la mítica Galina Ermolaeva, ganadora de la primera edición, y que a sus 36 años lograba su decimocuarto metal.

En persecución, en cambio, no hubo sorpresas y la soviética Tamara Garkuchina lograba su quinto entorchado mundial … y aún repetiría en 1974. La acompañaron en el podio la neerlandesa Keetie van Oosten-Hage, que tomaría bastante protagonismo en años siguientes, y la mítica británica Beryl Burton, también con 36 años.

Gracias a RTVE Play podemos ver un resumen del Mundial en sus dos disciplinas (pinchar en la imagen).

Tanto las dos fotos -podio de la velocidad amateur y de Sheyla Young-, como buena parte de la información, proceden de la Memorial del Mundial 1973, publicada por el Comité Organizador.

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