Escuchar la palabra keirin es asociarlo de forma inmediata con Japón. Sin embargo, hay un segundo país asiático en el que esta especialidad ciclista también tiene una notable implantación, aunque con características diferentes a la nipona. Nos referimos a Corea, que incluso cuenta con un Grand Prix, desde 2006, y que tendrá lugar este año del 29 al 31.
Interior del Gwangmyeong Speedome |
El 15 de octubre de 1994 se ponía en marcha la nueva competición y, curiosamente, como forma de ‘picar’ a un Japón con el que hay más rivalidad que concomitancias, se remiten al origen ¡¡¡danés!!!! del keirin, ya que es cierto que en el país nórdico se celebraban unas pruebas muy similares a comienzos en el siglo XIX. También tiene una escuela de formación de donde salen los pilotos que tomarán parte en las distintas competiciones.
Jeong Jong-jin, con el característico maillot blanco y el 1 |
El número de profesionales supera
ampliamente el medio millar, muy inferior a los
casi 2.500 que hay en Japón. Hablar de los grandes especialistas coreanos es
hacerlo de Jeong Jong-jin, ganador del Gran Premio desde 2016 hasta 2019.
Después de no celebrarse la prueba por el Covid en 2020 y de no competir en
2021, el piloto coreano hacía historia el año pasado con su quinto triunfo,
por delante de Hae-min Jeong y Chae-bin Lim -ganador en
2021-, lo que le supuso un premio de 70 millones de wones, algo menos de
50.000 euros, una recompensa muy inferior a la que obtiene el ganador nipón,
pero una suma respetable en todo caso. Y el derecho al uso del maillot blanco y el dorsal 1 toda la temporada siguiente. Y a diferencia del torneo japonés,
aquí se disputa en tres días y al estilo copero del futbol, con distintas
eliminatorias hasta dejar a los siete finalistas.
Las sinergias entre el keirin japonés y el
coreano no son nada fáciles, quizás porque las relaciones
entre ambos países tampoco lo son tras los muchos años de ocupación nipona de
la península. En 2012 se creó un torneo, Nikkan Keirin, que enfrentaba a un
grupo de especialistas de cada país, pero las diferentes normas, comenzando
por las características líneas japonesas no tienen parangón en el keirin
coreano, e incluso idioma, pero sobre todo las escasas apuestas, hicieron
que la competición no pasase de 2017. No obstante, en el futuro el proyecto de internacionalización de DerbyWheel puede dar una nueva dimensión a esta disciplina ciclista… si la UCI no se sigue oponiendo.
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