La importancia de la tribología en la pista, otro gran trabajo de la FFC

La FFC continúa con su interesante serie de reportajes centrados en el rendimiento ciclista y tras haber hablado del papel crucial de los textiles’, en esta ocasión nos trae un término que a muchos les puede resultar desconocido, aunque en el momento en que se explica es perfectamente comprensible, tanto en sí mismo como en su importancia en el ciclismo: Tribología.

¿Y que es la tribología? La rama de la ingeniería mecánica que estudia los fenómenos de contacto y fricción. Ni que decir tiene que la Unidad de Investigación y Rendimiento de la FFC ha trabajado ampliamente sobre estos aspectos, y, sobre todo, en cómo minimizarlas para ahorrar watios, ya que la energía que produce el ciclista y que se transforma en movimiento por su pedaleo tiene una cierta fricción que consume energía, y que en el caso del ciclismo se fija especialmente en dos factores, la fricción entre el neumático y la carretera, y la que se produce entre la cadena y los piñones, aunque también hay una tercera en la que no abunda, la resistencia interna de los rodamientos (ejes de pedales y pedalier o bujes).

Una imagen de la cuarteta francesa.
Foto: FFC

Respecto a los neumáticos, hay varios elementos fundamentales que determinan esa resistencia: la sección, la flexibilidad o elasticidad de la carcasa, la calidad de la banda de rodadura… pero también de otros elementos externos como el peso del deportista y la presión de inflado, que depende de la calidad de la superficie por la que se rueda.

En el caso del velódromo, con una superficie lisa y una velocidad elevada, la presión de inflado es muy alta, entre 13 y 14 bares de presión para los velocistas y algo menos para los fondistas. Por este motivo se justifica que la selección francesa siga usando tubulares, ya que tal presión en un neumático supone una tensión demasiado fuerte para la llanta, que debería reforzarse o correría el riesgo de romperse.

“Hay que pensar no sólo en las cualidades del neumático, sino en la combinación que forma con la llanta”, explica Emmannuel Brunet, director de la unidad Investigación y Rendimiento de la FFC, que explica el trabajo realizado en el marco del programa THPCA -Très Haute Performance en Cyclisme et Aviron-, que les ha llevado a considerar el tubular Vittoria como el más eficiente. Igualmente expone la importancia de la composición del caucho como elemento crucial, con la importancia de tener que combinar dos elementos a priori contradictorios, reducir la resistencia a la rodadura (con el grafeno como un elemento a tener en cuenta al favorecer el deslizamiento) y garantizar el agarre en las curvas. De hecho, se puede distinguir una franja central con goma más dura y unos laterales más blandos, más ‘pegajosos’.

Igualmente señala otro elemento importante, y es que no existe un neumático o tubular ideal para altas prestaciones, ya que los fabricantes trabajan para el gran público, que corre a velocidades muy inferiores a los grandes ciclistas de carretera y, sobre todo, de pista, que pueden ir de 60 a 80 kilómetros por hora.

En cuanto a la ‘transmisión’, es decir, el conjunto entre el plato, la cadena y el piñón, el ciclismo en pista tiene la ventaja de que es un sistema muy sencillo, y que ello conlleva una transmisión de energía mucho más efectiva que en la carretera, donde influye también la alineación de plato y piñón.

No hay diferencias significativas en la eficiencia
entre distintas cadenas según la THPCA. Foto: FFC

En el THPCA se han estudiado distintos tipos de cadena y ha sacado la conclusión de que no se ha demostrado ninguna diferencia significativa en la eficiencia, aunque sí incide en dos elementos clave: la tensión y la lubricación de la cadena.

Respecto a lo primero, es sobradamente conocida la comprobación de la tensión mediante un dedo, que debe poder levantar la misma aproximadamente un centímetro. Y es que una cadena demasiado tensa, sin holgura, genera resistencia al pedalear. Por tanto, existe un umbral de tensión que no se debe superar.

Por el contrario, Brunet si considera que hay una diferencia significativa del rendimiento con una cadena bien lubricada y una que no lo está, “Seleccionamos un panel de productos lubricantes. Y para nuestra gran sorpresa, notamos un efecto, un ahorro de 3 o 4 vatios. Una cadena sucia puede salir cara: incluso optimizada, en perfecto estado, la transmisión puede absorber el 2% de la energía producida por el ciclista. Para un atleta que corre a 500 W con un cronómetro, la transmisión ya ‘traga’ 10 W. Si no se mantiene la cadena este coste se duplicará: 4%, o 20W por 500W. Es absurdo perder por negligencia estos 10W que habremos ganado a costa de un año de entrenamiento incesante. No limpiar y mantener tu cadena significa desperdiciar el progreso que requiere varios meses de entrenamiento”.

En este sentido da dos interesantes consejos. Por un lado, la cera caliente como solución más eficaz: sumergir la cadena, dejar enfriar y secar. Por otro, no elegir piñones demasiado pequeños porque el ángulo entre los eslabones se cierra excesivamente, creando un efecto de cizallamiento y fricción excesiva. Recomendando un 15 o 16, aunque conlleve platos grandes: 60x15 es más económico que 48x12.

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