Historia de la pista en los JJ.OO (XVIII): Dos españoles que pasaron desapercibidos en Munich, los Juegos de la tragedia y de la vergüenza

Todo estaba preparado en Munich entre el 26 de agosto y el 11 de septiembre de 1972 para que los Juegos de la vigésima Olimpiada fueran una fiesta, una forma de borrar el horror de la edición nazi de 1936 en Berlín. De entrada, récord de participantes -7.114- y de países -121- y algunos momentos que quedarán en la historia del olimpismo, como las siete medallas de oro, con siete récords del mundo, de Mark Spitz.

Pero todo se vino abajo cuando un comando de terroristas árabes, Septiembre Negro, entró en la Villa Olímpica, cogió a once atletas israelitas como rehenes, pidió la libertad de varios prisioneros árabes en cárceles de aquel país, sacó a los rehenes de la Villa para llevarlos a una base del Ejército alemán, para terminar siendo asesinados por una bomba que habían colocado en el helicóptero en el que debían ser puestos a salvo. Buena parte de los terroristas huyeron, pero jamás llegaron a ser juzgados ya que escuadrones israelíes se encargaron de acabar con sus vidas.

Si sangriento fue el desenlace, más vergonzosa aún fue la decisión tomada por el presidente del COI que tras un día de luto dijo que ‘Los Juegos deben continuar”, lo que enfureció a muchos que pensaban en una definitiva cancelación.

En ese trágico 5 de septiembre ya habían terminado las competiciones de ciclismo en pista -que fueron del 31 de agosto al 4 de septiembre- con las mismas cinco disciplinas que en ediciones anteriores, aunque sería la última vez que la velocidad tándem fuese olímpica. También en la pista del Radstadion hubo récord de participantes. 166 corredores -todos hombres, obvia decirlo- de 36 naciones, entre las que estaba España, con dos ciclistas, el velocista vallisoletano Félix Suárez y el persecucionista tarraconense Miquel Espinós, con el mítico Guillermo Timoner como seleccionador.

Suárez, que falleció el pasado 3 de septiembre, fue un caso atípico, cuya historia se resumen bien en este interesante artículo, ‘El pistard que nunca tuvo velódromo’, que tenía que entrenar por las carreteras vallisoletanas ante la falta de una instalación adecuada. En Munich intervino en velocidad donde fue segundo en su ronda y en la repesca, por lo que no pudo acceder a dieciseisavos. Orientado hacia la carretera, pasó a profesional en 1976, aunque su carrera apenas duró tres años ya que una caída con fractura de cráneo le llevó a una retirada prematura.

En cuanto a Espinós, encontramos también otro interesante post en Historias y Tradiciones de Tivenys, su localidad natal, en la que nos dice que su afición por la bicicleta nació de la obligación de tener que desplazarse a su trabajo en este medio, que en Munich extrañó la madera del velódromo ya que siempre había entrenado y competido en cemento, y que no pudo entrenar con la bicicleta que le dio la Federación hasta el mismo día de la competición. De esta forma, quedaba en el puesto 17 con un tiempo de 5:03.26. Pese a su discreto papel, Timoner le vio con posibilidades para el mediofondo, disciplina en la que cosechó buenos resultados. Falleció de un infarto repentino a los 59 años, el 15 de marzo de 2006.

Las competiciones, como decíamos, se disputaron en el Radstadium, también conocido como Event Arena, construido un par de años antes para los Juegos, con una pista de 285,71 metros -es decir, 3,5 vueltas, un kilómetro-, en madera afzelia de Camerún por Herbert Schürmann, con estilo tan centroeuropeo, con cubierta sólo sobre las gradas y la pista. Tras los Juegos, se dedicó a diversos usos, cerrando incluso la parte que quedaba descubierta hasta que se decidió construir una nueva sala polideportiva, lo que llevó a la demolición en 2015. Los Campeonatos Europeos se celebrarán en 2022 en la capital bávara, pero para este evento no habrá un nuevo velódromo, sino una pista provisional en la Feria de Munich.

El danés Niels Friedborg fue el primer campeón olímpico en 1972, al ganar el kilómetro con 1:06.44, con lo que se resarcía de su plata cuatro años antes, en una carrera que completaría con el bronce en 1976. El polifacético Danny Clark, el segundo mejor especialista en Seis Días de la historia, con 1:06.87, y el germanoriental Jürgen Schutze, con 1:07.02, completaban el podio.

Por su parte, el francés Daniel Morelon ratificó su condición de gran favorito, revalidando el oro de México. Y además, ganando todos sus enfrentamientos, sin ceder ni una manga. En la final superaba al australiano John Nicholson, que había dado la sorpresa dejando fuera al soviético Omar Pkhak'adze, que tuvo que conformarse con el bronce.

Morelon también intervino en tándem, pero no pasó del cuarto puesto, ya que su entonces compañero habitual, Gérard Quéntyn, sufrió un accidente poco antes de los Juegos, y tuvo que volver con Pierre Trentin, que ya estaba retirado. La pareja soviética, completamente desconocida, Volodymyr Semenets y Ihor Tselovalnykov se llevó el oro, superando a los germanoccidentales Werne Otto y Hans-Jürgen Geschke, y a los polacos Andrzej Bek y Benedykt Kocot.

El único oro de los locales llegó en la persecución por equipos, donde la RFA (Jürgen Colombo, Günter Haritz, Udo Hempel y Günther Schumacher) superaba sin demasiados problemas a la RDA (Thomas Huschke, Heinz Richter, Herbert Richter y Uwe Unterwalder): 4:22.14 a 4:25.25. Una final con morbo después de lo sucedido cuatro años antes, cuando una denuncia de los orientales, dejó a los occidentales sin título, con Hempel como único superviviente de aquella cuarteta. Por cierto, hubo un quinto campeón olímpico, y recompensado como tal, ya que Peter Vonhof formó parte del equipo ganador en rondas previas. Gran Bretaña (Mick Bennett, Ian Hallam, Ron Keeble y Willi Moore) se hizo con el bronce al superar a Polonia y con mejor tiempo (4:23.78) que los subcampeones. De hecho, los británicos plantaron cara en su semifinal a los futuros vencedores, aunque el reventón del tubular de Moore les dejó sin opciones.

El palmarés de Munich’72 se completa con el noruego Knut Knudsen, un hombre que tendría una fecunda carrera en carretera, que ganó la persecución individual, al imponerse en la final al suizo Xaver Kurmann, bronce en México, con el alemán Hans Lutz completando el podio. Curiosamente el germano no estaba en la cuarteta ganadora, pero sí lo estaría cuatro años más tarde en Montreal.

Fuentes: Olympics.org, Olympedia y Wikipedia.

Fotos

  1. Placa en recuerdo de los deportistas asesinados. Foto Wikipedia
  2. Los dos olímpicos españoles con Timoner, en una imagen de As, tomada del blog de Tivenys
  3. Podio de Friedbog en el Mundial de 1967, el primero de los tres que consiguió. Wikipedia
  4. La cuarteta alemana, la más potente de aquellos años. Foto: Velo retro.

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