Estrellas olímpicas (XXIX): Paul, el ciclista que rodó a casi 80 kms/hora

Cuando logró el record del mundo. Foto Team TTO

El 6 de septiembre de 2019, Nicholas Paul, de Trinidad y Tobago, se convertía en el ciclista más rápido del mundo, rodando a 79,120 kilómetros por hora, al establecer una nueva plusmarca universal en los 200 metros, con 9,100 segundos, lo que le suponía batir la marca que tenía el mítico François Pervis desde 2013, con 9,347.

Es cierto que lo hizo en Cochabamba, beneficiado por los 2.500 metros de altitud de la ciudad boliviana. Pero también es cierto que entonces aún no había cumplido los 21 años –nacido el 23 de septiembre de 1998- y que se trata de uno de los velocistas más prometedores del panorama actual.

Paul es el principal estandarte de una hornada de velocistas de Trinidad y Tobago que, desgraciadamente, se vio afectada por un presunto asunto de dopaje: Tras ganar la velocidad por equipos en los Juegos Panamericanos de Lima, ese mismo año, Nijsane Philip, integrante del trío y plata en la velocidad individual tras nuestro protagonista, fue descalificado y aunque su país jamás reconoció un caso de dopaje, no ha vuelto desde entonces a la selección nacional, lo mismo que Keron Bramble, otro de los componentes del equipo, sin que ninguno de ellos haya vuelto a aparecer en las convocatorias de Trinidad y Tobago. Así se perdían sus opciones de luchar por estar entre las ocho naciones clasificadas para Tokio, aunque el país caribeño logró dos plazas en las pruebas individuales, velocidad y keirin, que ocuparán Paul y Kwesi Browne (31.1.1994).

Sobre Paul hemos conocido esta semana pasada, a través de una amplia entrevista en CyclingNews, donde comenta que jugaba al fútbol y que comenzó a montar en bicicleta al estar lesionado, que no viene de ninguna familia de ciclistas, aunque en Gasparillo, en la parte sur del país donde nació, hay bastantes ciclistas. “Decidí andar en bicicleta para mantenerme en forma. Un entrenador me vio mientras estaba en un velódromo y me pidió que me uniera a su club, solo por diversión”. Rápidamente fue progresando hasta llegar a participar en el Campeonato Panamericano Juvenil, aunque sus primeras actuaciones fueron como fondista.

En Suiza, con el uniforme del CMC.
Foto Facebook Nicholas Paul

No obstante, pronto llamó la atención su velocidad hasta tal punto de ir becado al Centro Mundial de Ciclismo (WCC) de la UCI en Aigle, que ha sido su hogar en los últimos meses. “Después de los Campeonatos del Mundo nos fuimos a casa para un descanso y fue entonces cuando comenzó la pandemia el año pasado. Estuve en casa ocho meses y regresé al centro el pasado mes de octubre, donde me he quedado desde entonces. Es el tiempo más largo que he estado fuera de casa, durante la Navidad, y eso fue difícil. Mi familia está bien, pero los extraño y ellos a mí. Esa es la parte más difícil, extrañando a mi familia, a mis amigos, la comida…”, aunque reconoce que “me encanta estar aquí. Se come, duerme y monta... concentrado completamente en el entrenamiento sin preocuparse por nada más fuera del rendimiento. No podría haber recibido este tipo de apoyo en mi país porque no tenemos un programa nacional o entrenadores. Esta fue la mejor opción para mí”.

Recuerda también que batir el record de Pervis “era uno de mis objetivos, así que verlo hecho realidad fue increíble. Convertirme en el poseedor del récord mundial... Estaba alucinado. Me llevó algún tiempo adaptarme, pero estaba tan feliz de haberlo hecho y de que el trabajo duro había valido la pena”, que no le abrió muchas puertas, pero que “inspiró a mucha gente en Trinidad y Tobago a saber que, si trabajas duro, el cielo es el límite. Ese ha sido uno de mis principales objetivos: allanar el camino para nuestra juventud, y no solo para los ciclistas, sino ayudar a los jóvenes a comprender que si trabajas duro todo es posible. Estaba feliz de haber podido hacer eso”.

Foto: Facebook Nicholas Paul

En Aigle entrena con su compatriota, lo cual le sirve de ayuda “Kwesi y yo entrenamos juntos y nos motivamos todos los días. Nos esforzamos mutuamente para hacer nuestro mejor esfuerzo y llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio en la mejor forma física posible”. De hecho, hace unas semanas en la Bahnen Tournee alemana Paul y Browne fueron segundo y tercero en velocidad, por detrás del surinamés Jair Tjon en Fa, con Paul tomándose la revancha en el keirin. “Las cosas se están poniendo muy bien. Me he vuelto más fuerte, me he vuelto más rápido. Estoy tratando de mantenerme libre de lesiones, mantenerme a salvo y seguir entrenando lo más duro posible, así que todo va muy bien hasta ahora", comentaba recientemente en sus redes sciales.

De las dos pruebas que afrontará en Tokio, reconoce que le gusta más la velocidad “porque es uno contra uno, un mano a mano. Me gusta el aspecto del gato y el ratón, tratar de leer las tácticas de tu oponente, tratar de burlarlo con tus propias tácticas. El keirin también es táctico, pero no es solo uno a uno, por lo que se trata de cómo corres la carrera”.

Después de los Juegos, considera muy positiva la nueva Champions League, “porque ahora tendremos más carreras durante todo el año sin ese gran tiempo de inactividad”, que seguirá en el WCC, “porque el proceso de selección para los próximos Juegos está ya ahí y tengo que prepararme para París”, y que no se plantea muchas cosas en el fututo. “Todavía soy joven, 22 años, así que quiero ver a dónde me lleva la vida y estoy disfrutando el momento. Si esta vida me lleva a París y Los Ángeles, nunca le diría que no porque me encanta el ciclismo y quiero seguir haciéndolo bien”.

Entrevista completa

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