Historia de los Mundiales (III): Sin ningún cambio entre las dos Guerras

Cartel del Campeonado del Mundo de 1936,
ya conjunto para carretera y pista. Wikipedia

Como apuntamos en nuestro capítulo anterior, el programa de los Campeonatos del Mundo de pista se había consolidado rápidamente y tras los cinco años de parón por la I Guerra Mundial, en 1919 se volvió con ese mismo programa en el que no estaba el mediofondo amateur, sólo el profesional, y las dos versiones de la velocidad. Un programa que se mantuvo hasta 1939, cuando se introdujo como nueva prueba la persecución individual, aunque no se disputó por culpa del inicio de la Gran Guerra: era la segunda vez que un conflicto bélico cercenaba unos Mundiales de esta disciplina, en un año en que solo puedo dirimirse el título de la velocidad amateur.

Y como también decíamos en la segunda entrega de esta serie, el programa era radical e incomprensiblemente distinto al de los Juegos Olímpicos, que también se había estabilizado: en Amberes 1920 se disputaron velocidad, persecución por equipos, tándem y 50 kilómetros, aunque esta última prueba se eliminaría del programa olímpico a partir de 1928, entrando en su lugar el kilómetro contrarreloj. Se tradarían muchísimos años en homogeneizar ambos programas.

Por el contrario, la disputa del evento tanto en Norteamérica como en Europa se perdió, y todas las ediciones del periodo 1919-1939 tuvieron lugar en el Viejo Continente, concretamente en países como Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos y Suiza, lo que mostraba el claro declive del ciclismo en pista en Estados Unidos. De estas ediciones, destacar la del año 1922, que comenzó en Liverpool (Gran Bretaña) y terminó un mes y medio en París, por culpa de la lluvia, y en la que se impuso por primera vez el maillot arco iris a un campeón del mundo. La edición de 1926 y 1927 también tuvieron dos sedes, aunque en el mismo país: Milán y Turín para la primera, y Colonia y Eberfeld para la segunda.

Gerardin, Michard y Scherens. Twitter Louis Guenel
Reseñar también que desde 1927 se solaparon a los recién creados Mundiales de carretera, con unas fechas más o menos fijas entre agosto y septiembre, y con sedes en el mismo país, aunque a veces en ciudades bastante separadas.

Entre los grandes protagonistas de estas dos décadas, debemos destacar en la velocidad profesional, que era la más relevante, al neerlandés Piet Moeskops, con cinco títulos, el francés Lucien Michard, con cuatro oros, pero también tres platas y dos bronces, así como de dos títulos amateurs y el título olímpico en 1924, y sobre todo al belga Jef Scherens, ganador ininterrumpido entre 1932 y 1937, derrotado en 1938, y protagonista de aquella final inacabada en 1939, y que incluso después de la Guerra fue capaz de coronarse nuevamente, en 1947.

Linart. Autor desconocido, dominio público

En el campo aficionado, algunos nombres que nos sonarán entre los campeones, como el francés Louis Gerardin, los alemanes Albert Richter y Toni Merkens -campeón olímpico en 1936-, o los neerlandeses Maurice Peeters -vencedor en Amberes 1920-, Arie Van Vliet o Jef Van den Vijver, uno de los pocos biganadores de este periodo.

Tampoco hubo muchos corredores que repitieran en el mediofondo, salvo el belga Victor Linart, “a quien llamaban el Sioux por su perfil, que agachaba la cabeza para sorber aguardiente caliente por un tubo de caucho unido a un termo que llevaba debajo del jersey, y así cobraba fuerzas para el terrible arranque de velocidad de sus fines de carrera”, según relataba Ernest Hemingway en su ‘París era una fiesta’, aunque suponemos que esto sólo lo haría en las noches locas de los velódromos parisinos y no en los cuatro campeonatos que ganó (1921, 24, 26 y 27).

No hay comentarios:

Publicar un comentario