Haciendo balance de la temporada y hablando de las
perspectivas de futuro, el presidente de la Federación Española, José Luis López, manifestaba hace pocas semanas en una entrevista en EFE sus propósitos para nuestra disciplina: intentar que salgan más ciclistas en pista,
aunque tengan que alternar con la carretera. No era una frase textual
porque no aparecía entrecomillada, pero estoy seguro de que Carlos de Torres -un magnífico profesional- recogía bien el espíritu de sus
intenciones, por un lado, francamente imprecisas y sin cuantificar, algo
inadmisible en cualquier proyecto: por otro lado, confundiendo, aunque sea inconscientemente, la conjunción. Y es que
no se trata de subordinar una objeción, un obstáculo, sino de unir al mismo
nivel dos objetivos: que los mejores
ruteros puedan competir con asiduidad en los velódromos y que nuestros mejores pistards encuentren un equipo de
nivel para que sigan creciendo (y no es intención de este artículo hablar
de todo lo que pueden aportar porque ya lo hemos manifestado varias veces). Ese debe ser siempre el objetivo de una Federación, aunque nos tememos que así no lo entiende la Española.
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| Azparren, protagonista habitual estas semanas en Anoeta |
Está claro que todo ello pasa por dos premisas
fundamentales: por un lado, que los
equipos permitan hacer pista a sus corredores, no de forma continuada, claro
está, sino en una serie de ocasiones que pueden cambiar según el tipo de ciclista
(concentraciones, Campeonatos de España, pruebas preparatorias o grandes
objetivos, como Europeos y Mundiales). Sin olvidarnos que, en ciertos niveles y
en determinadas pruebas, tampoco es necesaria mucha presencia previa antes de
los grandes eventos, y ahí están los casos de Roger Kluge o Michael Morkov. Por
otro, que el corredor desee
compatibilizar en mayor o menor medida las dos disciplinas, no solamente
competir en aquellas pruebas que le pueden venir bien exclusivamente como
preparación de carretera o para cubrir algunas fechas que no tiene cubiertas
con su programa. Es decir, que se
comprometa. En ambos casos, la
Federación tiene que tener un proyecto para ello -y con la implicación de
otras entidades deportivas superiores y por supuesto, con las que agrupan el
ciclismo en carretera- y ejercer un
liderazgo que, a día de hoy, no ha querido asumir.
Calendarios conocidos y protegidos
Para los equipos, la
premisa básica es conocer los calendarios… y que estos tengan una cierta
lógica. La colaboración a la hora de ceder corredores será diferente, como
decíamos, según el tipo de actividad. Pero si en Italia encontramos que
estos días están concentrados todos sus grandes ciclistas salvo Jonathan
Milan y algunas féminas, y en Francia lo estarán en breve todos, sin
excepción, y además durante ¡diez días! Si esto es así, ¿por qué en España
resulta tan complicado cuando es mucho más necesario para trabajar unos
rudimentos -en la persecución por equipos- que en estos países ya están
asumidos y en nuestro país son tan necesarios por los años de desidia y
abandono? La respuesta está clara, por
falta de voluntad, de planificación y de diálogo.
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Raul García participó en dos pruebas en Anadia. Foto: Federación Portuguesa |
La segunda premisa es proteger el calendario de pista. Con un calendario de carretera
cada vez más cargado, es necesario reservar
fechas en las que las principales competiciones de pista no tengan la
competencia de eventos de carretera. Siempre he manifestado que colocar los
Nacionales juniors y cadetes en Semana Santa ha sido un gran acierto
federativo, y que a nivel de ciclismo profesional es casi imposible esa
protección. Pero en el calendario femenino nacional y en el elite-sub23 sí se
puede aspirar a esa protección… y no se está haciendo. Por ejemplo, situar los Campeonatos de ómnium y madison
en las fechas de la Semana Valenciana es un lamentable error que se produce
por no ver el ciclismo de carretera y pista como un todo, sino como
compartimentos separados entre los que no hay ninguna voluntad de establecer
vasos comunicantes. Lo de programar los
Nacionales élites y sub23 en septiembre, después de los dos Europeos es otra
aberración… pero que no es el tema que nos ocupa hoy, aunque no hay que
olvidar que en 2023 los Mundiales también serán antes y nos podemos seguir llevando sorpresas.
Cuotas en los conjuntos profesionales para pistards, ¿descabellado?
Nos queda estudiar la posibilidad de que los equipos nacionales profesionales -desde
continentales a WT- pudieran acoger cada uno a uno o dos pistards en sus filas.
A día de hoy parece una opción descabellada e incluso más de uno, con los tradicionales postulados carreteros, se tronchará de risa con
esta sola mención. Aquí es donde entra en juego la amplitud de miras, el
diálogo de todos los estamentos ciclistas y deportivos y encontrar fórmulas que permitan compensar a corredores y equipos por
esa ‘doble asignación’, incluso con ayudas económicas -a ambos, por supuesto-
por las cesiones. Desde luego, un sistema mucho más moderno e interesante
para nuestro deporte que las becas ADO y ayudas similares.
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Martorell ya es profesional con el Manuela Fundación. Las dos partes lo agradecerán |
También es factible que todo este grupo de seguimiento, que no tendría que ser de más de ocho o diez corredores, pudieran
encuadrarse en una misma formación, bien bajo la fórmula de equipo permanente, que no necesitaría ser más que un simple
conjunto continental, bien como selección más o menos permanente, algo que ya se ha vivido en España, en aquellos tiempos en los que la pista importaba. Y en ambos casos que se combinase la participación en carreras de
carretera como en competiciones de pista, dejando huecos para las tan
necesarias concentraciones. Insisto, algo que se ha visto en muchas ocasiones
por las carreteras españolas. La primera fórmula es mucho más costosa que la
segunda, pero ninguna de ellas es irrealizable, siempre que se asuman los
planteamientos organizativos necesarios, algo que, insisto, dudo que esté en consonancia con la
filosofía de la actual Federación.
En todo caso esto no dejan de
ser unas propuestas, nunca unas respuestas, al grave problema de esta disciplina en nuestrro país, aunque sí que están sugeridas
o compartidas por buena parte del colectivo del ciclismo en pista español, al que habría que comenzar a escuchar de una forma más organizada.